Para quienes no lo saben, ésa es la tendencia y yo también acabo de enterarme. En estos días, los niños empiezan a ir a fiestas de solo música y baile en quinto grado, fiestas que comienzan a las 5:30 de la tarde y terminan a las 10 de la noche.
Así tenemos que niños y niñas, que hasta hace poco eran totalmente indiferentes unos con otros, ahora se toman de las manos y bailan frente a frente. Fue muy curioso para mí, por no decir surreal, verlos, porque por lo menos desde kinder o primer grado, mi hija no iba a fiestas de cumpleaños mixtas, los niños celebraban sus cumples con niños, y las niñas con niñas.
Así que todo parece indicar que empieza a terminar la época de los toboganes inflables y las camas elásticas en los cumpleaños, lo que me da un poco de nostalgia. Sí, es la ley de la vida, entraremos a esa fase en que nuestros planes de fin de semana estarán supeditados a la agenda social de nuestros retoñitos.
Bueno, volviendo al tono al que fue mi hija. La expectativa era grande, grandísima. No solo de los chicos, sino de las mamás, sobretodo de nosotras! Te imaginas ver a tu bebé, quien le hacía fuchi a las niñas hasta hace poco, tomado de las manos con una niñita y bailando?? ¿De dónde sacaría tu enano de pronto las agallas para invitar a una niña a bailar?
Y tu hijita, la niña de tus ojos, se atreverá a aceptar la invitación de un chiquito para entrar a la pista de baile?? ¿O lo rechazará muerta de vergüenza? ¿Preferirá quedarse sentada viendo a los demás bailar?
El día del tono, las mamás llegamos con nuestros hijos, hombres y mujeres, a la casa de la fiesta. Todavía son niños y no les importaba llegar acompañados de sus mamás. Los dejamos en la puerta y nos quedamos unos minutos a curiosear cada vez que se abría la puerta y entraba un nuevo invitado.
¡Qué ganas teníamos de estar adentro a mirar de qué se trataba todo!, pero la consigna era no mamás, porque los chicos iban a estar avergonzados y no se iban a atrever a empezar el baile.
Para mi hija era su primera fiesta. Al comienzo no mostró mucho interés en ir. Cada vez que le preguntaba si querría ir, me respondía sin ganas "no se", pero luego cambió a "si mis amigas van, sí". Y sus amigas iban a ir, así que decidió que ella también iría.
Pero ella no quería llegar a la fiesta sola, sino con sus amigas, por eso invitó a dos niñas de su clase a venir a nuestra casa para prepararse y llegar juntas a la fiesta. Para las amiguitas de mi hija también era su primer tono, así que estaban con toda la ansiedad encima, aunque entre tres, la cosa era más llevadera y divertida.
Días antes de la fiesta, le dije a mi hija que si iba a ir al tono, que actuara natural, que si la sacaba a bailar un niño, aceptara y bailara, que no hiciera como yo, que a esa edad era súper tímida y vergonzosa, y le conté una anécdota de cuando tenía su edad.
Tenía 11 años y me habían invitado al cumpleaños de una compañera del colegio. Yo estudiaba en colegio de niñas y no tenía hermanos varones, así que los chicos para mí a esa edad eran poco menos que marcianos.
En el cumpleaños de mi compañera también había niños. Las niñas estábamos en la sala sentadas conversando, algunas habíamos tomado los libros que formaban parte de la decoración y los hojeábamos. En eso, un grupo de niños entró al salón, y de pronto escuché un "¿quieres bailar?". Alcé la vista, y ví a un niño rubio con pecas y carita de ángel, que me miraba.
Fue como si hubiera visto al diablo en persona, o como si hubiera recibido un bocanada de aire calientísimo en el rostro, o como si me echaran un balde de agua helada que me quitara la respiración. Me ruboricé horrible, quité la vista en el acto, y enterré la mirada en el libro que tenía abierto, al tiempo que meneaba la cabeza en señal de "No".
¡Cuanta vergüenza sentí después por ese incidente por los comentarios de mis amigas sobre mi negativa de bailar! Quizás por eso la recomendación a mi hija que no se intimidara y que bailara. Además, una reacción como la mía creo que no hubiera tenido justificación en ella, ya que estudia en un colegio mixto.
Faltando una hora para ir al tono, mi hija y sus amigas se bañaron y se vistieron, jeans y blusas fue el atuendo que escogieron para la ocasión. A esta edad todavía no se les ocurre ponerse vestidos cortos o minifaldas. Ya llegará el día en que querrán arreglarse, laciarse el pelo, maquillarse, pero ahora solo tienen 11 años.
Dejé a las niñas en la puerta, ví brevemente que entraban y saludaban a algunos niños. Luego se cerró la puerta y yo regresé a mi casa.
A las 9 de la noche regresé para recoger a mi hija. Entré al jardín de la casa y me topé con un toldo muy alto, pista de baile, luces psicodélicas, y muchos niños y niñas bailando. Algunos bailaban en pareja, algunas niñas bailaban entre niñas. Otros niños solo conversaban y miraban de cerca a los que bailaban.
Otro grupo de niñas estaba en la terraza, algunas conversaban un poco, otras miraban sus teléfonos. Sinceramente, ví en algunas caritas aburrimiento. Otros sí que la pasaban bien bailando. Ví a un par de niñas muy alegres dando saltos y moviéndose al ritmo de la música. Pero la gran mayoría apenas bailaba, en realidad aún no saben bailar, recién están aprendiendo.
Era gracioso ver a los mocosos meneando el cuerpo, muchos sin ningún ritmo, otros apenas se movían, y otros lo hacían muy exageradamente. Es la edad en que los chicos ya buscan definir su estilo y personalidad en el baile.
Y las niñas ya los identifican y se divierten imitándolos entre risas: "éste que baila así...", "y el otro que te aprieta mucho las manos", y "fulanito que no sabe bailar y solo te da vueltas y vueltas, y tienes que ir a sentarte porque terminas mareada".
Hasta aprenden algo de "ética de baile". Mi hija y sus amigas dicen que los chicos son los que las sacan a bailar a ellas, y jamás al revés. "Una niña no saca a bailar a un niño, no le va a decir '¿quieres bailar?'. Sonaría desesperada!", me comentó mi hija, y me reí en mi interior. No sabe que las mujeres hace tiempo ya toman la iniciativa.
¿Y si los niños no las sacan a bailar porque están cansados? (suena familiar?), ellas no se hacen problemas y bailan solas, es decir en grupo de niñas, me dijo.
Al regresar con mi hija a la casa, le pregunté qué le había parecido el tono, y me dijo "bien" sin mayor entusiasmo. "Volverías a repetir la experiencia?, repregunté. Y me respondió: "hmmmm, no se".
Me contó que sí bailó con los niños que la sacaron a bailar, y que al comienzo se había sentido un poco ansiosa, pero después se soltó, y no le pareció nada difícil. Yo quise indagar más sobre por qué aparentemente el tono no había sido la cosa más divertida jamás experimentada por ella hasta ahora.
Mi hija me dijo que hubo momentos de la fiesta muy divertidos, pero también hubo algunos momentos aburridos.
Y es que la fiesta duró más de cuatro horas. ¿Qué hace un niño o niña que no sabe bailar o que no disfruta tanto de bailar? Mira a los demás bailando, se acerca a la mesa de dulces, come un poco, toma gaseosa o agua, da vueltas mirando, se sienta un rato, y todo podría parecer eterno!!
Me pregunto si este tipo de fiestas a la edad de 10 y 11 años es más idea de los padres que de los niños. Tal vez no, tal vez sí haya niños que disfruten estos tonos. Recuerdo que me contaron que una mamá de familia del colegio comentó que su hija, de la misma edad de la mía, le había pedido "una fiesta igual a las que tú haces para festejar tus cumpleaños".
Lo que me queda claro es que mi hija no es de las más adelantadas a su edad, entonces ¿por qué tendría que llevarla a fiestas en las que no se va a divertir al 100%? Si conserva su mente de niña y sus intereses de niña en buena hora. Creo que lo mejor que podemos hacer los padres es conservar la infancia de nuestros hijos el mayor tiempo posible, pero tal parece que hacerlos crecer cada vez más rápido es la tendencia de estos tiempos.
Ya llegará el momento en que mi hija me ruegue por ir a un tono, en que su papá y yo tengamos que hacer tiempo en algún sitio de la ciudad para esperar la hora de ir a recogerla, hora que empezará a extenderse cada vez más. Ya llegará el momento en que quiera vestir sexy y arreglarse para salir, ya llegará el tiempo en que los chicos empiecen a buscarla e invitarla a salir.
Mientras tanto, aún es mi niñita, aún disfruta de pasarla conmigo, y mucho. Aún disfruta de ver películas con sus hermanas comiendo canchita los viernes y sábados, o de ir al cine en familia, o de jugar matagente en el jardín. Y quiero que por el momento las cosas sigan así.
Felizmente solo tiene 11 años!.