viernes, 23 de junio de 2017

Guía para entender y conectar con tu hijo púber

Llegas al colegio para recoger a tu hijo de 12 años y apenas él entra al auto empieza a recriminarte fuertemente de por qué llegaste tarde, que tuvo que esperarte mucho tiempo solo y que estaba muy aburrido. Tú, que no has tenido el mejor de los días, reaccionas, qué a quién cree que está hablándole así, eres su madre, no vas a tolerar faltas de respeto. y empieza la pelea diaria con tu hijo púber.

niño púber - portriplepartida.blogspot.com

¿Te suena familiar? La pubertad es una etapa de grandes y veloces cambios para los chicos. El niño cariñoso y dócil que era tu hijo pasa a convertirse en un chico gruñón, que te cuestiona todo el tiempo, que te grita, o vocifera cuando algo no le gusta o no resulta lo que él quiere, y lo peor de todo es que pareces ser siempre tú, su mamá, contra quien dirige toda su agresividad.

Como es natural, esta etapa nos genera mucho estrés las mamás, y a la vez es una etapa de duelo para nosotras, porque ¿qué madre no siente tristeza de que su bebé, su chiquito, crezca? A la vez, para los chicos también es una etapa de duelo por dejar atrás la niñez, y además una etapa de mucha ansiedad por los muchos cambios a todo nivel que están viviendo.

Hormonalmente, el cuerpo de nuestros hijos experimenta una revolución, y todos sabemos cómo se manifiesta esto, subibajas emocionales y cambios repentinos de humor, sino recordemos lo que vivimos durante el embarazo. Entonces no es raro ni anormal que tu hijo púber sufra de malhumor o muestre hostilidad o enojo, y que tu hija púber tenga crisis emocionales de llanto por cualquier cosa.

Para las niñas los cambios físicos son más marcados, desarrollo de las mamas, crecimiento del vello púbico y axilar, en los chicos los cambios son más sutiles, pero en general en esta etapa los chicos de ambos sexos sienten angustia, tienen menos tolerancia a la frustración, y están mucho más sensibles.

Hace unos días, tuve la oportunidad de participar en una reunión de mamás del salón de clases de mi hija de sexto grado, con la educadora Andrea Palacios ** de #MadresDeHoy, para que nos hablara de esta etapa de la pubertad, para que pudiéramos entender por lo que están pasando nuestros hijos y para darnos herramientas para conectar mejor con ellos.

La charla fue excelente y he tratado de resumir en este post las recomendaciones que nos dio Andrea.

¿Cómo debemos actuar como mamás ante los constantes cambios de humor u hostilidad de nuestros hijos púberes?

Lo primero es entender que la hostilidad o agresividad que tu hijo pueda mostrar hacia tí, no es un tema personal, sino que está motivado por este gran cúmulo de cambios, que produce en ellos inseguridad y ansiedad.

Normalmente una mamá a la que su hijo le contesta o le habla feo, se siente atacada, por consiguiente se enoja, le recrimina su rebeldía o su agresividad, "¿por qué estás así? "¿por qué estás tan rebelde?", "¿por qué me contestas de ese modo?" y lo único que se logra con eso es iniciar una pelea.

Ese "por qué..?" hay que desterrarlo de nuestro vocabulario cuando hablemos con nuestros hijos, nos recomendó Andrea, porque los chicos no pueden responder a ese por qué, ya que no entienden lo que les pasa. Lo que debemos hacer es evitar dirigirnos a ellos con enojo sino empatizar con ellos: "Amor, háblame con respeto, vamos a conversar, te veo rabioso, te veo fastidiado, ¿qué pasó?"

Otras veces tu hijo puede estar triste o angustiado por algo que le pasó, ya sea porque obtuvo una nota desaprobatoria, o no lo eligieron para formar parte del equipo de fútbol, y esa angustia se transforma en rabia cuando llega a casa, que es su zona de confort, y esa rabia termina dirigiéndola hacia mamá.

¿Y por qué a mamá? Porque mamá es su ancla, porque todo niño cuando está angustiado se refugia en mamá, pero en un púber esa angustia se manifiesta como rabia, y la dirige hacia su madre. Entonces un chico púber no necesita una mamá que le haga frente, que le recrimine, sino una mamá que lo contenga, y que le ayude a entender sus frustraciones y sus angustias.

La mayoría de mamás, sin embargo, reacciona airada ante la hostilidad del hijo, reclama respeto, amenaza con castigarlo quitándole el teléfono celular, por ejemplo, pero eso no le ayuda al chico a procesar la rabia. Lo que tenemos que hacer las mamás es dar a nuestros hijos herramientas para botar esa ira que llevan dentro.

Andrea recomendó ignorar el enojo o agresividad del hijo, o el ¡ay mamaaá!" con volteada de ojos de la hija, no darnos por enteradas. También escoger el mejor momento para interactuar. Si siempre que recoges a tu hijo del colegio, lo encuentras frustrado y alterado, mejor no buscar iniciar una conversación en ese momento.

Si el chico o la chica reclama que se le ignora, decirle en forma calmada "no, no te estoy ignorando, sí te estoy escuchando, pero de esta manera no puedo hablar".

Si una ha tenido un día pésimo, y el hijo está alterado, evitar entrar a una discusión: " Ahora estoy de mal humor, y no quiero escuchar gritos ni reclamos, he tenido un mal día, hablamos en la casa, cuando me sienta más calmada".

Así también, dice Andrea, les damos el ejemplo de no entrar en discusiones cuando estamos con la cabeza caliente, sino que postergamos el momento para cuando ya estamos más tranquilas.

"Si yo como mamá me regulo en mis emociones, mi hijo también se irá regulando", dijo Andrea, la clave es ser un modelo constante para él.

El otro aspecto importante es que hay que dar alternativas o herramientas a nuestros hijos para que puedan liberar la rabia contenida. Con enojarnos con ellos, con decirles no me vuelvas a hablar así o castigarlos, no logramos que liberen la rabia.

Andrea dijo que los chicos liberan rabia, ansiedad o emociones contenidas, corporalmente, es decir mediante actividad física por lo que se puede usar ello como estrategia. Unos se calmarán jugando básket, o saliendo a correr, otros tocando un instrumento, o escuchando música, hay que proponerles estrategias.

Lo principal es poder empatizar con tu hijo, decirle "entiendo que estés abrumado" con las obligaciones del colegio o los cambios, o por lo que pudiera estar pasando, y hablarle de nuestra propia experiencia cuando fuimos púberes.

"El tiene que sentir no una mamá que está ahí vigilante, sino una mamá que está alerta, que contiene su mundo, que sabe lo que le pasa, que sabe que tiene un conflicto con amigos, o que sabe lo que está viendo en el Ipad, qué bloguero sigue y qué intereses tiene", dijo Andrea.

chicas - portriplepartida.blogspot.com

Cuando nuestros hijos alcanzan la pubertad, se abre para ellos un nuevo abanico de temas, intereses, inquietudes y hábitos en su vida sobre los que pudimos hablar en la charla con Andrea, y algunos de éstos son:

1. Su imagen

La pubertad es el periodo en el que más diferencias, y muy grandes, pueden haber entre chicos de la misma edad. Unos pueden verse muy altos, con acné en la cara, y otros muy pequeños, muy niños, y lo mismo con las chicas. Estas diferencias en su imagen, en su cuerpo, les causa mucha inseguridad. Lo mejor que podemos hacer es conversar con ellos contándoles nuestra propia experiencia, eso en cierta manera, les va a dar tranquilidad.

2. Sexualidad

Andrea dijo que en la pubertad los chicos empiezan a tener mucha curiosidad por el acto sexual, mientras que las chicas más inquietud sienten por saber cómo es el vínculo de enamoramiento entre una chica y un chico. Andrea dijo que los padres somos quienes debemos abordar el tema de la sexualidad con nuestros hijos y no esperar que el colegio se encargue.

Algunos chicos manifiestan rechazo a saber de temas de sexualidad, dicen !ajj!, no quiero saber", pero Andrea dice que incluso ese "ajj" refleja una curiosidad sexual. En esos casos, debemos decirles, "si no quieres hablar de esto, está bien, no estás listo, pero cuando quieras hablarlo, aquí estoy para responderte".

Debemos ser muy claros y explicarles que ellos podrán oir muchas cosas y obtener información de diferentes fuentes, como amigos, Internet, pero que mucha de esa información no es real, es inventada o exagerada.

3. Chats y tecnología

Lo mejor sería poder retrasar el acceso de nuestros hijos a las redes sociales, chats, Whatsapp, porque es evidente que no tienen la madurez suficiente para usarlos. La realidad es que se dan muchas situaciones de conflicto y agresividad en las redes a la que van a estar expuestos nuestros hijos. Por ejemplo en los chats grupales de Whatsapp los chicos eliminan a algún compañero, luego lo incluyen, luego lo vuelven a eliminar. Nosotros debiéramos hablarles de esto y conversar, hacerlos pensar sobre sí mismos, hacerles empatizar con el niño eliminado, cómo crees que se siente, cómo te sentirías tú si te pasara lo mismo, advertirles que piensen bien lo que van a escribir antes de hacerlo, etc.

4. Series de TV

Con Netflix, los chicos tienen actualmente una oferta ilimitada de series de temática adolescente, pero con un contenido realmente fuerte, como por ejemplo la muy publicitada "Thirteen Reasons Why" que toca el tema del bullying, la violación sexual y el suicidio. Este tipo de series no es apropiada para chicos púberes, pero ellos ya tuvieron noticia de su existencia y muy probablemente sentirán curiosidad por verla. Si tu hijo plantea ver una de estas series, propón verla juntos, así tú tendrás la oportunidad de explicar o de aclarar las cosas que está viendo o la información que está recibiendo.

Sí, la pubertad es una etapa difícil para nuestros hijos y para nosotras sus madres, y en el caso nuestro, lo triste es darte cuenta de pronto que tu hijo ya no te ve más como su súper mamá, como lo máximo, a la que admiraba y de la que se sentía orgulloso. El hijo púber empieza a verte más humana, más real, más vulnerable, con todos tus defectos y tus fallas, y empieza a criticarte y a cuestionarte.

Es parte del desarrollo normal de un niño que se va a transformar en un adolescente y luego en un adulto. Necesita diferenciarse de tí, necesita bajarte de tu pedestal, y cuestionarte, para ir construyendo su propia identidad.

Es triste y hasta doloroso, ¿verdad? pero es parte de la vida, lo que podemos hacer es tener en cuenta el dicho "la vaca no se acuerda cuando fue ternera". ¿Acaso no pasaste por la pubertad también? ¿No te desesperaban tus padres siempre dándote órdenes? ¿No te sentías insegura de tu físico? ¿No había momentos en que no querías hablar con nadie? ¿o que sentías que nadie te comprendía?

Aunque el hijo que atraviesa la pubertad pueda parecer malhumorado o distante, es cuando más te necesita. La mamá tiene que ser un acompañamiento constante, no significa que estemos encima de ellos todo el tiempo, pero como dijo Andrea, debemos estar alertas y no perder el vínculo de comunicación con ellos.

Así que la próxima vez que tu hijo venga a tí furibundo y con ganas de discutir, no pises el palito, respira hondo, cuenta hasta 10, ármate de calma y mucha paciencia. Recuerda que con entrar en una pelea, no ganarás nada, solo abrir una brecha entre él y tú.

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** A Andrea Palacios la pueden encontrar y contactar a través de su página Madres de Hoy en Facebook o en http://www.madresdehoy.com
Brinda talleres grupales y sesiones individuales para padres que busquen consejería sobre temas de crianza.



lunes, 12 de junio de 2017

Cuatro cosas de la crianza a la antigua que deberíamos rescatar

Hace unas semanas asistí a una charla para padres de familia en el nido de mi hija menor en la que se habló de límites, pataletas, disciplina, rutinas, y una cosa que me llamó la atención fue la acotación que hizo la psicóloga a cargo de la charla: debemos de educar "más a la antigua".

Niños jugando - portriplepartida.blogspot.com

Y ¿por qué? Porque al parecer hemos pasado de un extremo al otro. De la crianza a la antigua en la que primaban el autoritarismo paterno, los castigos y hasta los golpes, hemos pasado actualmente a un exceso de permisivismo, observado por los psicólogos y pedagogos, que no está siendo positivo para la formación de los niños.

En otros tiempos, los hijos obedecíamos sin chistar con una sola mirada severa de nuestro padre. No tenían que repetirnos una orden más de dos veces, y nos ponían en vereda con la sola amenaza o el gesto de sacar la correa.

Los niños de hoy no escuchan a la primera, hay que repetirles las cosas mil veces antes que se dignen a hacerlas, son niños con poca tolerancia a la frustración, muy impacientes, muy exigentes y demandantes, y a los que se les hace todo, es decir no tienen responsabilidades que cumplir, papá o mamá se encargan o sino su nana. Y no estamos hablando de niños pequeños sino de chicos en edad escolar.

Entonces qué quiso decir la psicológa cuando dijo que había que criar un poco "más a la antigua"?

Obviamente no se refería a aplicar castigos físicos ni a amenazar con hacerlo. Creo que todos ya sabemos que éstos deben estar desterrados como forma de crianza porque daña emocionalmente, afecta la relación entre padres e hijos, y lo peor es que aquel al que se le aplicó castigo físico de niño tenderá a hacer lo mismo con sus propios hijos.

Pero sí hay algunos aspectos que se podrían rescatar de la crianza que nos dieron nuestros padres cuando fuimos niños y éstos fueron los que la psicóloga mencionó:

1. Que se coma lo que se sirve en la mesa. Actualmente cuando un niño no quiere comer lo que hay de almuerzo, muchas veces la mamá le ofrece otra cosa, u otra, y otra, hasta que coma. O en otros casos puede ofrecer un plato diferente a cada hijo, según sean sus gustos. ¿Si o no?. En mi época si nos quejábamos de la comida y sugeríamos otra cosa, nos respondían, "No estás es un hotel, se come lo que hay", y no nos quedaba otra.

2. No dar excesiva atención al niño. Un poco de indiferencia es buena, dijo la psicóloga. Actualmente a veces los padres ponemos a nuestros hijos en un pedestal, todas nuestras vidas giran alrededor de nuestros hijos. Eso hace sentir al niño que es una especie de dios, al que hay complacer todo el tiempo y que lo merece todo en el momento que lo pide. Pero esto podrá ser en su casa, dentro de su familia, pues en el mundo externo y para el resto de la gente, el niño es uno más, y es ahí cuando podrá irse de bruces y sufrir su autoestima al darse cuenta que no es "especial" como creyó todo el tiempo. La atención constante de los padres hacia sus hijos se manifiesta por ejemplo cuando organizan todos los días actividades para los chicos, salida al parque, cine, un cumpleaños infantil, talleres, clases de fútbol, etc., es decir no hay un solo día que el niño no tenga nada que hacer. Pero es bueno que los niños también tengan algunas tardes libres, y que se aburran. Bien dicen que el aburrimiento propicia la creatividad. Otros padres suelen festejar a lo grande cada cumpleaños de sus pequeños con megafiestas en las que tiran la casa por la ventana, pero todo esto no es necesario, el niño debería poder también disfrutar de celebrar su cumpleaños con un sencillo lonche en casa con un grupo pequeño de amiguitos. Este exceso de atención es lo que en inglés llaman "overparenting" y que se refiere al involucramiento excesivo de los padres en las vidas de sus hijos, de manera que siempre están encima de ellos tratando de ayudar o de controlar todo lo que viven, todo lo que les sucede y lo que experimentan.

3. Menos juegos electrónicos. Lo bueno de nuestra época es que jugábamos hasta cansarnos todo el tiempo, era juego libre, juego en la calle, con los amiguitos del barrio, juegos en los aprendíamos a socializar, a respetar reglas y turnos, a resolver diferencias y disputas. De todo eso se privan los niños de ahora que juegan todo el día con sus Ipads, tablets, smartphones, vídeojuegos. La psicóloga dijo que el uso excesivo de estos aparatos genera cuadros de ansiedad en los niños. Mientras menos dependan de esos aparatos para divertirse es mejor para ellos.

4. Enseñar valores. Esto no lo mencionó la psicóloga pero es algo que me parece importante, y veo que falta en la educación de los niños de hoy. Recuerdo que cuando era niña mis padres hacían mucho hincapié en los modales, y además usaban refranes para acentuar el aprendizaje de valores, refranes como "Haz el bien sin mirar a quien" (solidaridad), "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" (responsabilidad), "A quien madruga Dios le ayuda" (diligencia), etc. Sin embargo, todo eso quedó en desuso lamentablemente, y digo que es lamentable, porque más bien veo todo lo contrario, niños con falta de empatía, sin idea de lo que es responsabilidad, y que no tienen modales básicos. Por ejemplo siempre que llevo a mi hija de cuarto grado al colegio con otros niños que viven cerca de casa, los saludo y me despido de ellos, pero de cinco, solo uno me responde. Y ni qué decir que den las gracias, eso no pasa nunca.

Hace un tiempo atrás leí los libros de la serie Little House escritos por la escritora Laura Ingalls Wilder, en los que se basó la serie de televisión "La Familia Ingalls", y hubo una cosa que me llamó la atención. La autora, que narraba su niñez a finales de los años 1800, dijo que uno de los principales dichos de la época era "Los niños se ven, no se oyen", y así era cómo enseñaban los padres a sus hijos que debían estar quietos y callados durante las comidas especialmente cuando se tenían invitados.

¿Alguien puede imaginar a su hijo cenando tranquilo y sin moverse de su sitio hasta terminar? Yo hasta ahora sigo tratando de enseñar a mis dos hijas menores, la de 9 y 3, a no moverse constantemente de la mesa cuando están comiendo, o no ponerse a cantar, o no empezar a jugar.

Esto solo fue un ejemplo de cómo los tiempos y la manera de educar cambian. Ni la rigidez en la educación ni la permisividad son buenas. Como madres y padres debemos buscar un equilibrio. Mientras en tiempos pasados, había indiferencia hacia los niños, hoy hemos pasado a un exceso de contemplación, lo importante es encontrar un punto medio, el balance.


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jueves, 1 de junio de 2017

Leer libros a nuestros hijos, el mejor regalo

Cuando nació mi hija mayor, yo como típica mamá primeriza (súper afanosa) me tomé muy un serio lo de leerle libros. Era el ritual irremplazable antes de dormir, más o menos alrededor del año de edad, y a mi hija le encantaba. Con mi segunda hija me relajé. Con dos niñas pequeñas por bañar y acostar, me quedaban muy pocas energías para pensar en los cuentos.

bebés con libros - portriplepartida.blogspot.com

No se si tenga algo que ver, pero la relación de mis dos hijas mayores con los libros fue diferente. Cuando la mayor aprendió a leer, no paró de hacerlo. Ahora, con 12 años, se lee libros de cientos de páginas en un fin de semana. No hay día que no esté leyendo, hasta tengo que prohibirle que me traiga libros a la mesa cuando vamos a cenar porque sino está como ausente, y la cena es nuestro tiempo de familia para conversar y contarnos sobre cómo fue nuestro día.

Mi segunda hija cuando aprendió a leer lo hacía por obligación, porque en el colegio les ponían una cuota de libros por leer, pero nunca lo hacía por disfrute. Cuando estaba aburrida, yo le proponía que leyera un libro, y su respuesta siempre era "No, qué aburrido". Tuvieron que pasar algunos años para que por ella misma buscara libros para leer. Ahora con 9 años sí lee, un poco en parte por la obligación del colegio, y otro poco por interés suyo.

Con mi hija menor, la maternidad me encuentra otra vez casi como si fuera mi única hija. Por lo menos en las noches tengo mucho tiempo para pasarlo con ella y leerle libros, mientras sus hermanas ya se fueron a acostar temprano por el colegio, entonces solo somos ella y yo para disfrutar nuestro momento favorito del día: leer cuentos acurrucaditas en su cama.

Ella parece que también va a ser amante de los libros. Si no hay nadie disponible para que le lea cuentos, ella se los lee a sí misma, pasa las páginas y va contando la historia en sus propias palabras.

Hace dos años, la revista Pediatrics de la Academia Americana de Pediatría, divulgó un estudio muy interesante. El estudio se realizó a niños de 3 a 5 años y encontró que aquellos niños a los que se les leía cuentos con frecuencia, mostraban mayor actividad en el área del cerebro que es primordial para la integración multisensorial, para integrar sonido y después la estimulación visual. Ver: Estudios confirman beneficios de leerle a los niños antes de dormir

Esto significa que los niños que estaban más expuestos a los libros desarrollaban más esas áreas cerebrales que permiten hacer asociaciones visuales. Esto es importante porque posteriormente les ayudará a pasar de los libros con imágenes a los libros sin ilustraciones. A la larga estos niños serán mejores lectores, porque tendrán bien desarrolladas las zonas del cerebro que les permiten visualizar lo que pasa en un relato.

Interesante, ¿verdad? Entonces ahí estaría la explicación de por qué mi hija mayor es una lectora voraz, y la segunda no. Mi hija mayor se emociona con sus lecturas, y me cuenta que se mete tanto en la historia que siente que es el personaje del que está leyendo.

Son muchos los beneficios de leerles libros y cuentos a los niños desde muy pequeños, algunos de estos son:

1. Mejora su concentración.
2. Incentiva la imaginación y creatividad.
3. Estimula el desarrollo cognitivo,
4. Incrementa el vocabulario.
5. Mejora la comprensión lectora.
6. Mejora la expresión y habilidades lingüísticas.
7. Desarrolla la empatía, al aprender a través de los cuentos acerca de las personas, de los valores, y de todo lo que les rodea.

Hace unos días, hice una revisión de los libros infantiles que tiene mi hija menor en su habitación, y son muchos, claro ella ha heredado los libros de sus hermanas, y aparte se le compró libros nuevos a ella. Ocupan tanto espacio que me decidí a hacer una limpieza, deshacerme de los libros de bebés que obviamente a mi peque ya no le interesan, y conservar solo los cuentos con textos más elaborados.

Mientras revisaba los libros, cada uno de ellos me trajo recuerdos muy bonitos. Es increíble que cada libro no solo tenga una historia (lo compré durante tal o cual viaje, o fue regalo de los abuelos), sino que te traigan a la mente memorias de las rutinas que seguía con mis hijas, (cuentos que leía a la hora de dormir, otros que leía para entretenerlas mientras comían), etc.

De hecho que cada momento que uno pasa leyéndoles cuentos a sus hijos, dejarán grabado en su mente recuerdos de intimidad, de amor, de seguridad, confort y ritual, y los beneficios de todo ello realmente son incuantificables.

También cuenta el cómo uno lee los cuentos. Un cuento leído en un tono monótono, o como apurada, no va a tener el mismo efecto en tu hijo, que si lo haces con énfasis, con buena entonación y un poco de emoción. Por ejemplo a mí me gusta teatralizar los cuentos que leo a mi hija, y hago diferentes voces para cada personaje, así para el lobo uso una voz grave y ronca, y para los cerditos aflauto la voz, y me encanta constatar las reacciones de mi pioja, que sigue la historia completamente concentrada.

Igual cuando leo un cuento donde hay una bruja, entonces uso una voz cascada como de vieja, y suelto la carcajada malévola, muy teatral, y mi hija me escucha con la boca abierta. Cómo me divierto yo misma!

Para todas las mamás que tienen hijos pequeñitos, les recomiendo comprarles libros ya! No importa que todavía sean bebés. Es más los bebés son muy curiosos. Recuerdo que cuando mi hija mayor era bebé de meses, me quitaba el periódico o una revista que yo estuviera leyendo, y se ponía a hojearla y miraba las ilustraciones con atención.

Para cada grupo de edad de los niños hay libros ideales para estimular su inteligencia y desarrollo. Acá les pongo una lista de los que yo usé con mis hijas desde que eran bebés hasta los 5 años.

1. De 0 a 12 meses

Para esta edad son ideales los libros de tela o de material plastificado acolchado que los bebés puedan manipular incluso cuando están siendo bañados. También los libros que traen imágenes de animales que van acompañados del nombre del animal y el sonido que hace, "La vaca hace muuuu", "el gato hace miau", o que muestren figuras de cosas cotidianas que ve un bebé en su entorno, la mesa, el auto, la cuna, el sonajero. Además los libros con diferentes tipos de texturas, porque al tocarlas se estimula el sentido del tacto del bebé. Una colección de libros que les encantaban a mis hijas eran los de Baby Einstein, los disfrutaban muchísimo. Vienen en versiones en inglés y español.

Acá les pongo algunos ejemplos:

libros para 0 a 1 año - portriplepartida.blogspot.com

2. De 1 a 3 años

Para este grupo de edad son los libros de rimas, canciones, y cuentos cortos con poco texto y muchas ilustraciones. También los que muestran las diferentes formas, círculo, cuadrado, óvalo; los colores y los números. A esa edad mis hijas se divertían mucho con libros escritos en forma de rima, y de tanto leerles podían anticipar el sonido final. Por ejemplo, yo les leía estos libros en inglés, y uno de ellos decía "Willoughby Wallaby Woo, I don't know what to do!". Entonces cuando yo lo leía, decía "...I don't know what to......" y mis hijas terminaban la frase "Doooooo!" Un éxito!!!

libros para 1 a 2 años - portriplepartida.blogspot.com

3. De 3 a 4 años

A esta edad, los niños ya pueden seguir muy bien el hilo de una historia. Cuando yo le pregunto a mi hija de 3 que si quiere que le lea un cuento corto o largo, "Largo!!", me pide a gritos. Adoran los libros con los clásicos cuentos infantiles, El Patito Feo, los Tres Chanchitos", "El Gato con Botas", "Hansel y Gretel", etc. Las niñas a esta edad entran en su etapa de "princesas", se vuelven fans de la Cenicienta, la Bella Durmiente, y de las princesas más modernas Moana, la reina Elsa de Frozen, mueren por todo lo de color rosa, los vestidos, los disfraces de princesas. Hay quienes piensan que los cuentos de princesas fomentan en las mentes de las niñas la figura de la mujer pasiva que espera la llegada de su príncipe azul como máxima aspiración de su vida, pero ahora con conocimiento de causa y experiencia, les digo que eso no es así. No por leerles a tus hijas cuentos de princesas, van a crecer con la única idea de casarse, tener hijitos y ser felices para siempre. Mis dos hijas mayores tenían una colección completa de cuentos de las princesas de Disney que les leíamos todo el tiempo porque lo pedían, pero ahora son niñas muy centradas y con aspiraciones ambiciosas en la vida, sobretodo la mayor, que sueña con estudiar una carrera en alguna universidad de prestigio internacional. Ahora la más chiquita está en esa etapa de lo "pink", de lo "princesita", pero se que solo es una fase de su niñez y no se la voy a limitar.

libros para 3 a 4 años - portriplepartida.blogspot.com


4. De 4 a 5 años

Los libros para esta edad deben contener aún fotografías o imágenes grandes, y también letras grandes, así como debe haber poco texto en cada página. Pueden ser poemas con rima, o adaptaciones de fábulas. También libros de conocimientos con fotografías, por ejemplo sobre algún animal en particular, el león, el delfín, etc. Los libros preferidos de mis hijas a esta edad eran esos que contienen una compilación de cuentos diversos, o sea que en un solo libro podían encontrar varios cuentos. Generalmente me pedían que les leyera un cuento, y después el siguiente, y después el otro, y era la de nunca acabar! También les compramos varios libros de cuentos escritos en español e inglés y solíamos contarles el mismo cuento en los dos idiomas. Esto es particularmente muy bueno para los niños que crecen en un hogar bilingüe como el nuestro.

libros para 4 a 5 años - portriplepartida.blogspot.com

Así que ya saben, a leer lo más posible a los niños, y los resultados saltarán a la vista cuando estén en la etapa escolar. Es aconsejable también que sea el propio niño quien escoja los libros que le llaman más la atención o despiertan su curiosidad, y que el momento de leer un cuento sea un momento de relax y de tranquilidad en el hogar.