viernes, 24 de febrero de 2017

¿Qué tipo de mamá eres según tu vida social?

Cuando una mujer se convierte en mamá la vida le cambia radicalmente, en eso estamos de acuerdo todas. No solo nos cambia el cuerpo, también nos cambia la mente, la sensibilidad, los objetivos, las prioridades, los temores, las costumbres, los horarios, y por supuesto la vida social.

mujer en club nocturno - portriplepartida.blogspot.com

Después de ser mamá, esa cinturita de avispa que era la envidia de tus amigas cederá ante algunos centímetros de adiposidad, y esos senos perfectos de diosa griega que eran tu mayor orgullo caerán definitivamente vencidos por la gravedad y la flacidez, sin hablar de las probables estrías que hayan aparecido durante el embarazo y que surcarán tu otrora vientre plano.

Las que son mamás saben de qué estoy hablando y las que aún no lo son, no se preocupen, suena deprimente en verdad, pero estas cosas quedan totalmente en segundo plano cuando tienes en brazos a tu hijo o hija, ese ser que amarás infinitamente toda la vida. Además siempre hay caminos para recobrar lo perdido o al menos acercarse a ello.

La mente también nos cambia, pues cosas ante las que podíamos ser un poco indiferentes de pronto nos afectan, de pronto despiertan nuestra sensibilidad. Una puede sentir más empatía por los dramas ajenos, especialmente cuando se trata de niños o gente vulnerable, u otras mamás como nosotras.

Obviamente algunas de nuestras costumbres cambian también, y nuestros horarios. ¿Solías dormir a pierna suelta los fines de semana hasta pasado el mediodía? O ¿solías hacer maratones de películas con tu pareja los sábados o domingos en la tarde? Después de ser mamás, son lujos que no nos podemos dar.

Y nuestra vida social, por supuesto que cambia, y es aquí a donde quiero llegar. ¿Qué tanto cambió tu vida social desde que eres mamá? ¿Cambió mucho? ¿cambió poco? o ¿casi nada?

Yo diría que hay tres grandes grupos de mamás, según la vida social que llevan. Con algunas exageraciones tal vez y algo de parodia, éstos son:

Las Mamás "Juergueras"

Estas mamás no están dispuestas a bajarle las revoluciones a su vida por más que hayan tenido hijos. Son pilas por naturaleza, inquietas, hiperactivas, y nunca les repetirán una invitación dos veces para salir a bailar, a tomar un trago o cenar con los amigos o darse una escapada fuera de la ciudad con el marido el fin de semana.. Echarán mano de su mamá, de su hermana, o su suegra o la nana para que se queden con el niño y así ellas poder salir a divertirse. Su lema: la vida es una sola y hay que vivirla. A estas mamás no las para nadie cuando se trata de algún plan de diversión. Los Años Nuevos, Luaus carnavaleros, fiestas de disfraces de Halloween, Días de San Valentín, son sagrados e imperdibles, sin olvidar por supuesto sus propios cumpleaños, que los festejan por varios días, igual que una fiesta patronal. Sus perfiles de Facebook están llenos de fotos de su vida social intensa, y a menudo sus amigas, que también son mamás, se preguntan "¿cómo puede?!".

Las Mamás "Prácticas"

Este grupo de mamás asume que la vida con hijos les cambia pero que es posible adaptarse a la nueva condición sin alterar mucho sus vidas. Son aquellas para las que un fular es su complemento indispensable, así pueden cargar a sus bebés y llevarlos con ellas a todas partes, al banco, a hacer las compras al supermercado, a tomarse un café con una amiga. Si se trata de una salida nocturna no dudarán en llevar al hijo con ellas en un portabebé. Son aquellas mamás que las ves cenando o tomando un trago con su esposo, y al lado de ellos está durmiendo el crío en su portabebé. Si se despierta por algún motivo, ella le dará la teta, o le pondrá el chupón, o lo mecerá un ratito y listo. Tienen suerte que tienen bebés tranquilos. También son aquellas mamás que, junto con sus parejas, llevan a sus niños al cine en horario de casi medianoche a ver películas tipo "El Conjuro" y los tienen durmiendo en su cochecito durante el film, porque no han tenido con quien dejarlos en casa. De hecho soportarán miradas de reprobación de la gente sentada alrededor, y si el bebé se despierta y comienza a llorar en simultáneo a los alaridos de terror de la película, las querrán asesinar!

Las Mamás "No puedo"

Estas mamás no pueden concebir la vida igual que cuando no tenían hijos. Su justificación para rechazar fiestas, planes de fin de semana, reuniones sociales, es "el bebé no me deja". En el fondo pueden sentir culpa de dejar a sus bebés por salir a divertirse, o simplemente el cuerpo y la energía no les da para ansiar amanecerse en una fiesta bailando. Si alguna vez se animan a salir por la noche o de hacer un viaje corto sin sus bebés, se la pasan pensando "¿Me estará extrañando?". "¡Ay cómo lo extraño!" "No veo las horas de regresar para ver a mi gordo!!". Su vida social ha cambiado tanto que su gran plan de sábado es ir a las fiestas infantiles de los bebés de sus amigas o de los compañeritos de nido de sus hijos, donde puede charlar con otras mamás de sus dilemas maternos, "¿cómo hago para que duerma de corrido en la noche?", ¿qué hacer para calmar sus berrinches?". Para ellas su plan más emocionante es preparar pop corn y ver una película en Netflix abrazadas a sus maridos, pero la mayoría de las veces no terminan de ver la película porque acaban durmiéndose de cansancio a las 9 y media de la noche.

Seguro conoces a alguien que encaja en estos tipos de mamás, y tú, te identificas con alguno de ellos? Cómo llevas tu vida social después de haber tenido hijos?

jueves, 16 de febrero de 2017

Mi primer año como mamá bloguera

Hoy es un día especial para mí, pues hace exactamente un año decidí convertirme en una mamá bloguera, y como es una costumbre generalizada celebrar los primeros años, aunque sea de forma simbólica celebraré este primer año junto a mis tres niñas, que son mi permanente fuente de inspiración.

Torta con una vela - portriplepartida.blogspot.com

Cuando empecé a escribir regularmente hace un año este blog de mamá, no tenía idea de si habría personas interesadas en leer lo que escribía, no sabía adónde me llevaría la tarea, si perseveraría en ella o si tiraría la toalla muy pronto, pero el que haya llegado a un año es un hito simbólico ya que según las estadísticas, el 95% de blogs no llega a su primer año de vida.

Me he puesto a reflexionar sobre cuál ha sido el principal aliciente o los motivos que me llevaron a escribir este blog, y después de pensarlo llego a la conclusión que fueron varias cosas las que se conjugaron para motivarme a hacerlo.

Primero, mi formación como periodista. Escribir es a lo que me dediqué los últimos 20 años, y al no estar ejerciendo la profesión actualmente, encontré un canal para seguir haciéndolo. Disfruto de plasmar mis pensamientos, reflexiones, anécdotas, y vivencias en una hoja de papel (o mejor dicho en una hoja de texto en la computadora), y si es contando mis experiencias como mamá es doblemente gratificante.

Segundo, mi condición de mamá de tres niñas de 11, 9 y 3 años, lo que significa que ya tengo más de una década de maternidad, y que muchas cosas como la lactancia, las malas noches con un recién nacido, el entrenamiento para dejar los pañales, el acompañamiento a tu hija en su primer día de nido, etc, son cosas que ya viví y experimenté "por triple partida", y qué mejor que compartir estas experiencias con otras mujeres que se están estrenando como mamás.

Tercero, siempre he sentido una fascinación por los temas de crianza y de psicología infantil desde que era una niña. Siempre fui un ratoncito de biblioteca, además de muy curiosa. Recuerdo que cuando tenía 10 años me encantaba hojear los libros sobre psicología de niños y adolescentes que se exhibían en las ferias de libros que se llevaban a cabo en mi colegio.

Cuando tenía como unos 12 años, encontré entre los libros de la biblioteca personal de mi papá, uno que se titulaba "Tu hijo, ese desconocido", que trataba sobre los temas más comunes que afrontan los padres en la crianza de sus hijos, desde bebés hasta la juventud. Lo leí enterito, recuerdo que me fascinó.

A los 14 años, cuando estaba en tercer año de secundaria, se organizó un concurso de oratoria en mi colegio. Yo escogí como tema uno que leí en una revista de ciencia que había en mi casa, y que trataba sobre por qué los padres no debían adjetivar a sus hijos, diciéndoles cosas negativas como "cochino", "ocioso", "inútil", etc.

Era un tema lindo e interesante, y fui escogida por mi tutora como una de las finalistas, pese a que realmente no tenía dotes de oradora en ese entonces. Quizás fue porque era un tema diferente al que habían escogido mis demás compañeras o quizás porque mi tutora quiso ponerme al límite y dejar que venciera por mí misma la ansiedad que sentía por tener que hablar en público. Y lo hice, y se lo agradezco muchísimo, señora Yarlequé, donde quiera que se encuentre.

Lo gracioso es que para cuando decidí que estaba lista para ser mamá, ya tenía cierto conocimiento teórico sobre niños y sobre las diferentes etapas del desarrollo infantil, lo que complementé con la práctica "en el campo" ya cuando tuve mis propias hijas. 

No soy una mamá perfecta ni aspiro a serlo, porque la perfección no existe. Solo quiero ser la mamá que mis hijas necesitan para poder desarrollarse emocionalmente sanas, independientes, fuertes, felices y seguras. Tengo a mi favor el ser una persona muy perceptiva y observadora, por lo que siento que tengo una habilidad para "leer" a mis niñas y conocer qué hay detrás de una mirada, de un berrinche, o de un comentario soltado al aire.

Mis hijas son mis compañeras de viaje en esta vida, en la cual yo soy su guía, y no puedo estar más agradecida a Dios por haberme dado esta oportunidad.

Pero un blog no sería nada sin personas que lo leen, que la motiven a una a seguir, por eso agradezco a todas las mamás y papás que están leyendo "Mamá Por Triple Partida", y regresando regularmente al blog, así como a aquellos que me han regalado un "Me gusta" en Facebook o comentado o compartido los posts. ¡Muchísimas gracias a todos!.

Así que salud por el primer año, y que vengan muchos más!!

Carla

jueves, 9 de febrero de 2017

Divertidos ejercicios para estimular el lenguaje de tu hijo

En mi último post escribí sobre las preocupaciones que podríamos tener algunas mamás cuando nuestros hijos parecen estar demorando el desarrollo de su lenguaje, y en este nuevo post les hablaré de una serie de ejercicios divertidos que podemos practicar con ellos para estimularlos.

Niña vocalizando - portriplepartida.blogspot.com

Desde que nuestros hijos son bebés, la mejor manera de estimular su lenguaje es hablarles mucho, contarles lo que estamos haciendo con ellos, contarles lo que estamos viendo cuando salimos a pasear, hablarles de los colores, de los sonidos que hacen los animales, leerles muchos cuentos, cantarles canciones y rimas infantiles.

Estas son cosas que debemos seguir haciendo con ellos, pero luego también hay ciertas recomendaciones a tener en cuenta para motivar a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar la musculatura que interviene en el habla, lengua, labios, mejillas, que son los que les permitirán articular las palabras.

¿Cuáles son estas recomendaciones?

-No le hables como bebé, porque así no le estás dando la oportunidad de escuchar la correcta pronunciación de las palabras. Pero qué difícil es esto! Acaso no es lindo mimarlos con un "mi bebé pechocho, te adoro!" o un "Coshita rica de mamá!!", pero bueno, no hay que exagerar.

-No le des comida licuada si ya tiene dientes, esto porque al masticar los bebés ejercitan y fortalecen los músculos de su boca, que son los que le ayudarán a articular palabras. Esto también puede ser difícil para algunas mamás que tienen pánico de que sus bebés se vayan a atragantar con la comida. Me pasaba a mí!

-Hazle preguntas abiertas no cerradas. Las preguntas cerradas son las que se contestan con un Si o un No. Por ejemplo, "¿Quieres leche?". En vez de eso, pregunta "¿Qué quieres tomar? ¿Quieres leche, agua, jugo?".

-Demuéstrale que le escuchas con atención cuando te habla mirándole a la cara.

-Dale tiempo para que conteste tus preguntas. Se paciente.

-Agrega lenguaje adicional al suyo. Por ejemplo, si dice "gato", le dices "ese animal es un gato", "Es un gato de color blanco", "es un gato grande", "el gato hace miau", etc.

-Si no dice correctamente una palabra, por ejemplo "lete" en vez de leche, no le digas "No, así no", sino simplemente di la palabra correctamente, "Ah, quieres leche".

-Cuando haga esfuerzos en usar el lenguaje, felicitalo para motivarlo con un aplauso, un abrazo, un beso o un "muy bien".

A la par que seguir estas recomendaciones, también podemos poner en práctica una serie de actividades o ejercicios con nuestros hijos pequeños que ellos adorarán!


EJERCICIOS PARA PRACTICAR EN CASA

1. A la hora de la merienda, dale de comer medio pan de corteza dura untado con mantequilla o mermelada. ¿Por qué pan de corteza dura? Porque así tendrá que hacer esfuerzo al masticar y progresivamente irá endureciendo los músculos de las mejillas. También hay que darle de comer carne de res o carne roja, que demanda más esfuerzo para masticar.



2. Dale una de esas galletas con crema en el medio, sepárala, y que lama toda la crema de la galleta.



3. Pon un poco de dulce de leche o alguna crema dulce de su agrado en el borde de su labio superior, y que se lo quite con la lengua. También ponle la crema en el paladar para que igualmente la saque con la lengua.




4. Frente al espejo jueguen a ser monitos, repitiendo con gestos exagerados los sonidos "ua", "iu", "ao", "ai", "ui", "au", "ea", "ee", "ei", "ia", "io", "uo".



5. Jugar a mandarse besos volados, cortos y ruidosos, o jugar con papá y mamá a peleas de besitos, haciéndolos sonar fuerte.



6. Soplar velas, burbujas, bolitas de tecnopor, plumas, para darle fuerza a las mejillas.



Todos estos simples ejercicios contribuirán a que tu bebé vaya ejercitando su lengua, labios, mejillas y los músculos que intervienen al hablar. Como mencioné en la anterior entrada del blog, Ver post: ¿Preocupada porque tu hijo no habla? los niños tienen hasta los 3 años para desarrollar su lenguaje a diferentes velocidades obviamente. Pero si a los tres años tiene un vocabulario muy limitado, no arma frases, y no se entiende lo que dice, lo recomendable es que un especialista le evalúe para averiguar las causas de por qué no está hablando bien.

Gracias por leer, y hasta la próxima.

miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Preocupada porque tu hijo no habla?

A quién de nosotras no le ha pasado que sin quererlo realmente, terminamos comparando el desarrollo del lenguaje de nuestro bebé con el de otros niños. Y si el nuestro tiene un vocabulario amplio para su edad y se hace entender muy bien, y es como decimos "un lorito", nos sentimos orgullosas, pero si es el que solo dice "mamá" y se comunica básicamente con gritos y llantos, empezamos a preocuparnos.

Mamá y su hijo - portriplepartida.blogspot.com
Crédito: FreeImages.com
¿Cuándo es el momento en el que debemos realmente preocuparnos o consultar con un especialista?

Todos los niños tienen diferentes velocidades de desarrollo en cuanto al lenguaje o en cuanto a sus habilidades motoras (gatear, caminar, correr, saltar). Hay unos que desde los tres meses parece que ya quisieran hablarnos, y efectivamente al año de edad ya tienen varias palabras de vocabulario, y a los dos años no paran de hablar, pero también puede suceder que esos mismos niños se demoren en caminar.

Sucede que los niños rápidos para hablar pueden ser más lentos en psicomotricidad, y los que son veloces para gatear y caminar, se demoran en aprender a hablar. Lo vi en mis hijas, la mayor aprendió a caminar antes de cumplir 1 año, pero en cuanto a hablar, demoró un poco en articular sus primeras palabras, y cuando tenía tres años de edad, todavía era difícil para los extraños entender lo que decía. Ver post: Lengua de trapo

La segunda fue rápida para caminar (a los 10 meses) y rápida para hablar (a los dos años hablaba como una lora), ella nació acelerada!. Y la tercera se demoró un poco en caminar comparada con sus hermanas, (pasados los 12 meses de edad), y tardó aún más para hablar, a los 18 meses solo decía únicamente "mamá".

Mi tercera hijita realmente parecía un caso raro, porque todos sus 15 compañeritos del nido ya articulaban palabras, y algunos hasta decían frases. Sin embargo, yo no me inquietaba porque siempre recordaba lo que me decía el pediatra, que si se demoraba en hablar hasta los tres años no había ningún problema.

Tres años es la edad para empezar a preocuparse si es que nuestro bebé no habla o lo hace muy limitadamente, pero incluso si sucediera esto, tampoco es para entrar en pánico. Hay una serie de señales que hay que tener en cuenta que podrían indicar que existe un problema, pero si estas señales no se dan, tal vez podría tratarse de algún otro tema que no sea realmente serio.

Es lo que pasó con una compañerita de mi hija menor en el nido. La niña estaba cerca de cumplir tres años y no hablaba nada, a lo más decía "mamá", mientras que los otros niños del salón ya conversaban e interactuaban entre ellos. Por supuesto que esto llamó la atención de la profesora y psicóloga del nido y recomendaron que recibiera terapia del lenguaje.

En cuestión de algunos meses, la niña ya estaba hablando. No tenía ningún problema fisiológico ni neurológico ni nada por el estilo. Todo más bien parece haber sido un tema de engreimiento, según me comentó su mamá. La niña es la hija menor y por lo general no tenía que hacer ningún esfuerzo para hablar, porque todos en la casa estaban prestos para interpretar sus deseos y necesidades.

¿Qué aspectos debemos tomar en cuenta si nuestro hijo demora en hablar?

Si tu hijo está demorando en hablar pero...

  • Entiende tus preguntas ("¿quieres agua?")
  • Es capaz de seguir direcciones ("guarda tu juguete")
  • Responde a oraciones ("es tiempo de despedirnos de la abuelita")
  • Es capaz de comunicarse sin hablar, por ejemplo señalando algo o gruñendo cuando quiere un juguete que está fuera de su alcance, cuando quiere comer, o ver televisión.

Si tu hijo entiende lo que se le dice, y puede comunicar sus deseos y necesidades a través de señas o lenguaje corporal, no debes preocuparte por algún retraso en el desarrollo de su lenguaje. Todo está bien, quédate tranquila, lo más probable es que se tomará su tiempo antes de empezar a hablar. Sucede a veces que estos niños que demoran en articular palabras, cuando finalmente lo hacen, se expresan bastante bien, vocalizan bien, y se les entiende perfectamente.

Pasó esto con mi tercera hija que no decía más que "mamá" a los 18 meses, y ahora que tiene 3 años, se hace entender muy bien, pronuncia correctamente las palabras y hasta usa un vocabulario rebuscado para su edad, o sea habla como una "vieja".

"Mamá, qué sucede aquí?", me dijo un día con tono serio y muy intrigada. A mí me dio mucha risa que hubiera usado el verbo "suceder", que no suena típico de una nena de 3 años. Otro día se acercó en el parque a un grupo de niños que estaba mirando algo, y ella se abrió paso diciendo "Permiso, yo también quiero ver".

Y pensar que a los 2 años y 10 meses, aún cuando hablaba cada vez mejor, era a veces muy difícil entenderla. Recuerdo cuando nos fuimos de viaje, y en el camino al hotel, ella miraba por la ventana y de pronto me dijo: "labón le pegó". -"¿Quién le pegó a quién?", le dije. Y volvió a repetir "labón le pegó". Traté de adivinar varias veces, sin éxito, hasta que ella se cansó de repetir y solo me dijo "No dije nada", esto sí bien claro y comprensible.

Más tarde ese día, dí con lo que mi gorda había querido decirme: "el avión despegó" !!! Habíamos salido del aeropuerto y se veían algunos aviones levantar vuelo.

Cuando un niño ya llegó a los 3 años de edad y no habla, hay que descartar que existan algunos problemas. Uno de ellos es si está escuchando bien por ello se requerirá una evaluación con un especialista, esto porque un niño que no escucha, difícilmente puede adquirir el lenguaje. Otro aspecto a evaluar es alguna malformación lingual, o del paladar, frenillo, etc, que le esté impidiendo articular palabras.

¿Cómo es el desarrollo del lenguaje en los bebés y niños?

A los 3 meses, un bebé hace sonidos con la boca, algunos bebés vocalizan prolongadamente, otros responden con gorjeos cuando se les habla, como si estuvieran manteniendo una conversación.

Entre los 6 y 8 meses, el bebé, además de gorjeos, empieza a balbucear sílabas como "ma-ma-ma" o "da-da-da".

Al año de edad, balbucea frases cortas, sigue indicaciones sencillas, como "dámelo", pronuncia la palabra "mamá" dirigiéndola a la persona correcta.

Entre los 12 y 18 meses, el niño avanza considerablemente en su lenguaje, puede manejar entre 10 y 30 palabras, puede entender indicaciones más complejas.

A los 18 meses, puede manejar un vocabulario de hasta 50 palabras, pero puede haber grandes variaciones entre los niños. Puede comprender instrucciones de dos pasos, por ejemplo "Ve a tu dormitorio y trae tus zapatos".

A los 2 años de edad, el niño puede combinar sustantivos y verbos, "mamá juega", "papá come". Se hace entender al hablar la mitad del tiempo.

Entre los 2 y los 3 años, tiene nombres para casi todas las cosas, usa oraciones de dos o tres palabras. Las personas allegadas al niño le entienden casi la mayor parte del tiempo.

Entre los 3 y 4 años, habla sobre las cosas que hace en la casa y en el colegio, las personas no allegadas al niño entienden lo que dice la mayoría de las veces, usa muchas oraciones de hasta cuatro palabras o más.

¿Cómo puedo estimular el lenguaje de mi hijo?
  • Hablarle mucho al niño, durante las actividades o los paseos.
  • No apresurarse en atender un pedido del niño, esperar que intente verbalizar su pedido.
  • Evitar hablarle con lenguaje de bebé, "¿te gusta el guau guau?", "¿quele leche?"
  • Repetirle las palabras que pronuncia de forma correcta y usándola en distintas frases. Por ejemplo, cuando pide "galleta", tú le dices "¿Quieres una galleta?", "Mamá te va a dar ahora una galleta", "¿Quieres una galleta de chocolate o una galleta de vainilla?", etc.
  • Leerle mucho, señalarle imágenes en los libros y decir sus nombres.
  • Mostrar interés cuando el niño quiere decir algo, y ser paciente con él.
  • Motivarle a hablar respondiendo a sus palabras con nuevas palabras o información adicional. Demostrarle que para tí es importante lo que tenga que decir.
Pero debes tener cuidado de no hacer demasiada presión en tu hijo para que articule palabras, porque en vez de estimularlo, podrías inhibirlo. La presión no solo no ayuda sino que puede hacerlo retroceder. En vez de eso, relájate, juega y disfruta de conversar con tu bebé. Antes de que te des cuenta, ya estará hablando.

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