Algo más sobre mí

Me llamo Carla Salazar, soy mamá de tres niñas, de 12, 9 y 3 años, y desde el nacimiento de la menor me dedico a tiempo completo a ellas. Fue el nacimiento de mi última bebé que me hizo replantearme las cosas, pues hasta entonces siempre había trabajado, y eso, el poder balancear mi carrera y mi vida familiar, me hacía sentir muy bien.

Sin embargo, los años, y las nuevas experiencias, te cambian, y lo que alguna vez te encantaba, de pronto deja de tener sentido, y empecé a cuestionarme seriamente si deseaba seguir mi plan de vida de mamá trabajadora, o si me daba una oportunidad de ser mamá ama de casa.

Y decidí seguir mi corazón, y éste me dijo que dedicara más tiempo a mis niñas, que me diera la oportunidad de ver sus caritas felices al llegar del colegio y encontrarme en casa, que les revisara las tareas, que fuera con ellas a fiestas de cumpleaños, que las llevara o recogiera de sus clases extracurriculares, cosas que antes por el trabajo no podía hacer o hacía muy de vez en cuando.

Y lo más lindo fue que pude gozar cada día de ver crecer a la última de mis hijas. Haber estado en casa y haber presenciado cada momento en que alcanzó un hito más de desarrollo, cuando se sentó por primera vez, cuando empezó a pararse agarrada al borde de su cuna, cuando empezó a gatear, y luego a caminar, no lo cambio por nada.

Me encanta esto de ser mamá, siento que es la tarea más importante y gratificante que tendré en la vida y trato de hacerlo lo mejor posible. Pero de hecho no siento que encajo en el estereotipo de mamá perfecta que nos venden por todos lados, esa que cocina todos los días para sus hijos, que se levanta de madrugada para preparar las loncheras, que juega con ellos, que los lleva al parque todos los días, que está pendiente a diario de sus tareas y trabajos escolares, etc.

Si hay un estilo de maternidad que me definiría es el de ser una mamá que acompaña, curiosa, conversadora, emocionalmente cercana. Desde que tuve a mi primera bebé, esperaba el momento en que pudiera hablarme, y soñaba con el día en que pudiéramos tener una conversación, imaginaba cómo sería el pensamiento de mi pequeña, y qué cosas saldrían de su boca.

Y ahora ya gozo de muchos de esos momentos con mis hijas, porque adoro conversar con ellas, desde cómo fue su día en el colegio, hasta sus planes a futuro, cómo se imaginan que serán de grandes, o sino les cuento historias que pueden ser anécdotas o experiencias de mi niñez, o les cuento historias de la historia universal, o temas de actualidad, de todo!

Es la herencia o escuela de mi madre y de mi padre, que solían conversar mucho con mi hermana y conmigo. Y eso mismo aplico con mis propias hijas, tanto que la frase que más me dicen es: "Mami, cuéntanos algo".

La mente infantil siempre ha ejercido una irresistible atracción para mí, y todo lo que tenga que ver con su imaginación, su modo de razonar y sacar conclusiones. Cada vez que le leo un cuento a mi hijita menor, la observo, miro sus reacciones, cómo abre sus ojitos de admiración, o cómo se queda con la boquita abierta, o cómo se ríe y se divierte. Es simplemente mágico!

Y todas esas vivencias con mis tres más grandes tesoros las vuelco aquí en este blog, con el deseo de compartir experiencias, y ayudar también a las mamás que recién se están iniciando en este camino hermoso pero arduo de la maternidad.

Arduo porque la maternidad no se trata solo de amar mucho, sino de amar y también soltar a su debido momento, aunque el corazón te duela. Enseñar a tu pichón a extender las alas y lanzarse a volar solo, creo que es lo que más importante y lo que más nos cuesta a las mamás.

Y no me refiero a esperar que nuestro hijo tenga 18 años para dejarlo volar. sino que cada etapa de la vida de nuestros hijos requiere en cierto momento que les demos espacio y alentemos su independencia, como cuando tu bebé de 12 meses está empezando a caminar solo, o como cuando tu gordo de 2 años empieza a ir al nido, o como cuando tu hija de 4 empieza pre-kinder en el colegio.

Cada etapa es hermosa y presenta sus propios retos. He transitado ya por toda la infancia de mi hija mayor, y me tocará dentro de poco experimentar su adolescencia. Solo espero poder mantenerme siempre unida a ella como hasta ahora, y que no peleemos mucho.

¿Alguien dijo que ser mamá es fácil?

Con cariño,

Carla


Lima, 18 de mayo de 2017

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