En estos días me he encontrado frente a un dilema, que supongo lo tienen muchas mamás también y tiene que ver con el crecimiento de mi hija menor que cumplió hace poco 4 años. No es una bebé obviamente, pero al ser la menor y nacida después de varios años, creo que una parte de mí se aferra a esa imagen de bebé que desde siempre ha proyectado en mí.
Fomentar su autonomía o dejar que siga siendo mi bebé, seguir dándole de comer en la boca o dejar que coma sola aunque apenas pruebe bocado, seguir vistiéndola o hacer que aprenda a vestirse sola, seguir cargándola en brazos cuando me lo pide o decirle "no, ya eres una niña grande", he ahí el dilema.
No me pasó lo mismo con sus hermanas mayores. Con ellas siempre busqué que maduraran, que alcanzaran hitos, que aprendieran a ser cada vez más autónomas. Por ejemplo a los 4 años, ya las hacía vestirse solas. Cuando tuvieron tres años me negaba a llevarlas cargadas en brazos "No, tienes que caminar", les decía. Mi hija segunda empezó a ducharse sola a los 5 años, bueno, en realidad ayudada por su hermana de 7. Yo las metía a la ducha a las dos, y les animaba a jabonarse y enjuagarse, y ayudarse por ejemplo a jabonarse la espalda.
Hoy que la última de mis niñas ya llegó a los 4 años, la idea de empezar a exigirle que se vista sola, me apena. Solo de pensar que ya no volveré a vestirla una vez que haya dominado la tarea, se me estruja el corazón de tristeza, entonces me digo, puedo seguir haciéndolo, total es la más chiquita, es mi bebé.
Pero en ese preciso momento cuando creo haber llegado a ese convencimiento, sale a relucir mi otra parte, mi parte racional. "¿Qué de bueno estarías haciendo por tu hija? ¿Convirtiéndola en una niña incapaz de hacer algo por sí misma?, ¿una bebona?¿una engreída? ¿una que espera que todo le hagan?
Si, dicen que los últimos hijos son los más engreídos. ¿Será porque las mamás somos más flexibles y blandas con los menores? ¿Que no les exigimos tanto como se lo exigimos al mayor o a los mayores? ¿Que les permitimos más cosas que las que permitimos a los hijos más grandes? por ejemplo, que hagan berriche, que se porten mal, que no sean responsables?
Puede ser. A veces he observado el comportamiento de niños, a todas luces mimados, y luego he descubierto que se trata de los últimos hijos, los menores de tres o de cuatro hermanos, los engreídos.
Son niños que creen que todo el mundo, especialmente su mamá, debe estar a su servicio, que no toleran que les hagan esperar por algo, o que no toman la iniciativa, esperan que alguien les resuelva sus problemas.
Y la verdad, no quiero que ese sea el perfil de mi peque cuando sea más grande. Así que aunque me cueste, aunque me de pena, ahora estoy en proceso de enseñarle que tiene que ir al baño sola, que tiene que comer sola, y que tiene que vestirse sola.
Ella sabe ir al baño por sí misma pero a veces como que le dan ganas de ser bebé de nuevo, y empieza a gritar "baño! baño! y hacer aspaviento para hacer que alguno de nosotros vaya corriendo a ella y la lleve al baño.
También sabe comer sola, pero se distrae, o quiere irse a jugar, y cuando se le pide que coma sola, nos responde "ayúdame", o "que alguien me ayude a comer". Como ella es una niña difícil para comer, la mayoría de las veces, cedemos, y le ayudamos para asegurarnos que coma por lo menos algo.
En cuanto a vestirse sola, sí puede hacerlo y le divierte jugar a hacerlo en "x" minutos. "A ver, en cuánto tiempo te pones el pantalón", le digo, y empiezo a contar, 1, 2, 3... y ella se afana en ponérselo, igual hago con las medias, la camiseta, la chompa, etc. Desvestirse sí se le hace más difícil sobre todo cuando se trata de sacarse las mangas de una camiseta.
Así que no hay vuelta atrás. Es un proceso irreversible. Mi peque aprenderá a ser más autónoma hasta que ya no le quede nada de la bebé de mamá, y aunque yo me muera de la nostalgia, es la ley de la vida. Los hijos crecen más rápido de lo que imaginamos o queramos, se hacen mayores y ya no nos necesitan más. Y lo que es peor es que no recordarán nada de lo que como mamás hacíamos por ellos en el día a día. Eso solo quedará para nosotras.
Solo me queda en este tiempo gozar todo lo que pueda a mi chiquitina. Como tengo a mis hijas mayores de 12 y 10 años como referencia, observo en la peque características o costumbres de niña pequeña que las mayores perdieron hace tiempo. Y eso me hace valorar esas cosas más. Por ejemplo, la peque se frota los ojos cuando tiene sueño. Ese es un rasgo de bebé que aún le queda, que ya no es propio de niñas mayores, y que me llena de ternura cuando la veo hacerlo!.
También su espontaneidad. Cuando le doy una buena noticia o le anuncio algo que le va a gustar, por ejemplo le digo: "hoy vamos al cine!", ella empieza a gritar de alegría y a saltar en dos pies sin parar. Me encanta! Obviamente, sus hermanas mayores no reaccionan así.
O su afán por ponerse disfraces y pasear disfrazada por toda la casa, o de ponerse alas de mariposa, y revolotear por todas partes sintiéndose una mariposita de verdad. Son cosas típicas de su edad que valoro tanto.
Ahora comprendo a otras mamás del colegio que conocí cuando mi hija mayor iniciaba pre kinder en el cole, junto con sus hijas de la misma edad. Las niñas eran las hijas menores de estas mamás y ellas se afanaban tanto con llevarlas al colegio y pasar tiempo con sus niñas en el patio de juegos en las mañanas, con estar presentes en todas las actividades del cole, con llevarlas a las fiestas de cumpleaños, en organizarles tardes de juegos en casa con sus amiguitos, mientras que yo me sentía más relajada.
Al final comprendí que su actitud era por eso, porque al tratarse de sus hijas menores, querían gozar esos años de su infancia al 100%, ya que eran conscientes que una vez pasados esos años, ya nos los volverían a vivir más.
Y ahora eso es lo que me pasa a mí.
Fomentar su autonomía o dejar que siga siendo mi bebé, seguir dándole de comer en la boca o dejar que coma sola aunque apenas pruebe bocado, seguir vistiéndola o hacer que aprenda a vestirse sola, seguir cargándola en brazos cuando me lo pide o decirle "no, ya eres una niña grande", he ahí el dilema.
No me pasó lo mismo con sus hermanas mayores. Con ellas siempre busqué que maduraran, que alcanzaran hitos, que aprendieran a ser cada vez más autónomas. Por ejemplo a los 4 años, ya las hacía vestirse solas. Cuando tuvieron tres años me negaba a llevarlas cargadas en brazos "No, tienes que caminar", les decía. Mi hija segunda empezó a ducharse sola a los 5 años, bueno, en realidad ayudada por su hermana de 7. Yo las metía a la ducha a las dos, y les animaba a jabonarse y enjuagarse, y ayudarse por ejemplo a jabonarse la espalda.
Hoy que la última de mis niñas ya llegó a los 4 años, la idea de empezar a exigirle que se vista sola, me apena. Solo de pensar que ya no volveré a vestirla una vez que haya dominado la tarea, se me estruja el corazón de tristeza, entonces me digo, puedo seguir haciéndolo, total es la más chiquita, es mi bebé.
Pero en ese preciso momento cuando creo haber llegado a ese convencimiento, sale a relucir mi otra parte, mi parte racional. "¿Qué de bueno estarías haciendo por tu hija? ¿Convirtiéndola en una niña incapaz de hacer algo por sí misma?, ¿una bebona?¿una engreída? ¿una que espera que todo le hagan?
Si, dicen que los últimos hijos son los más engreídos. ¿Será porque las mamás somos más flexibles y blandas con los menores? ¿Que no les exigimos tanto como se lo exigimos al mayor o a los mayores? ¿Que les permitimos más cosas que las que permitimos a los hijos más grandes? por ejemplo, que hagan berriche, que se porten mal, que no sean responsables?
Puede ser. A veces he observado el comportamiento de niños, a todas luces mimados, y luego he descubierto que se trata de los últimos hijos, los menores de tres o de cuatro hermanos, los engreídos.
Son niños que creen que todo el mundo, especialmente su mamá, debe estar a su servicio, que no toleran que les hagan esperar por algo, o que no toman la iniciativa, esperan que alguien les resuelva sus problemas.
Y la verdad, no quiero que ese sea el perfil de mi peque cuando sea más grande. Así que aunque me cueste, aunque me de pena, ahora estoy en proceso de enseñarle que tiene que ir al baño sola, que tiene que comer sola, y que tiene que vestirse sola.
Ella sabe ir al baño por sí misma pero a veces como que le dan ganas de ser bebé de nuevo, y empieza a gritar "baño! baño! y hacer aspaviento para hacer que alguno de nosotros vaya corriendo a ella y la lleve al baño.
También sabe comer sola, pero se distrae, o quiere irse a jugar, y cuando se le pide que coma sola, nos responde "ayúdame", o "que alguien me ayude a comer". Como ella es una niña difícil para comer, la mayoría de las veces, cedemos, y le ayudamos para asegurarnos que coma por lo menos algo.
En cuanto a vestirse sola, sí puede hacerlo y le divierte jugar a hacerlo en "x" minutos. "A ver, en cuánto tiempo te pones el pantalón", le digo, y empiezo a contar, 1, 2, 3... y ella se afana en ponérselo, igual hago con las medias, la camiseta, la chompa, etc. Desvestirse sí se le hace más difícil sobre todo cuando se trata de sacarse las mangas de una camiseta.
Así que no hay vuelta atrás. Es un proceso irreversible. Mi peque aprenderá a ser más autónoma hasta que ya no le quede nada de la bebé de mamá, y aunque yo me muera de la nostalgia, es la ley de la vida. Los hijos crecen más rápido de lo que imaginamos o queramos, se hacen mayores y ya no nos necesitan más. Y lo que es peor es que no recordarán nada de lo que como mamás hacíamos por ellos en el día a día. Eso solo quedará para nosotras.
Solo me queda en este tiempo gozar todo lo que pueda a mi chiquitina. Como tengo a mis hijas mayores de 12 y 10 años como referencia, observo en la peque características o costumbres de niña pequeña que las mayores perdieron hace tiempo. Y eso me hace valorar esas cosas más. Por ejemplo, la peque se frota los ojos cuando tiene sueño. Ese es un rasgo de bebé que aún le queda, que ya no es propio de niñas mayores, y que me llena de ternura cuando la veo hacerlo!.
También su espontaneidad. Cuando le doy una buena noticia o le anuncio algo que le va a gustar, por ejemplo le digo: "hoy vamos al cine!", ella empieza a gritar de alegría y a saltar en dos pies sin parar. Me encanta! Obviamente, sus hermanas mayores no reaccionan así.
O su afán por ponerse disfraces y pasear disfrazada por toda la casa, o de ponerse alas de mariposa, y revolotear por todas partes sintiéndose una mariposita de verdad. Son cosas típicas de su edad que valoro tanto.
Ahora comprendo a otras mamás del colegio que conocí cuando mi hija mayor iniciaba pre kinder en el cole, junto con sus hijas de la misma edad. Las niñas eran las hijas menores de estas mamás y ellas se afanaban tanto con llevarlas al colegio y pasar tiempo con sus niñas en el patio de juegos en las mañanas, con estar presentes en todas las actividades del cole, con llevarlas a las fiestas de cumpleaños, en organizarles tardes de juegos en casa con sus amiguitos, mientras que yo me sentía más relajada.
Al final comprendí que su actitud era por eso, porque al tratarse de sus hijas menores, querían gozar esos años de su infancia al 100%, ya que eran conscientes que una vez pasados esos años, ya nos los volverían a vivir más.
Y ahora eso es lo que me pasa a mí.
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