viernes, 13 de mayo de 2016

Mi nena cumple 11

Mi primera bebé, mi primogénita, la que me convirtió en mamá, cumple hoy 11 años. Cómo pasó todo tan rápido. Era una bebé que yo amamantaba, y de pronto, un día la estaba llevando al nido. Luego ingresó a prekinder al colegio, y ahora está cursando su último año de primaria y empieza a entrar en la pubertad.

Portriplepartida.blogspot.pe

Quiero recordar con ocasión de su cumpleaños cómo el primer hijo impacta en la vida de una. Cuando mi hija nació, sentí cosas inéditas, irrepetibles. Empezando por el parto. No estaba nerviosa por la experiencia que iba a vivir, no me daba miedo sentir dolor, cosa rara, porque antes de quedar embarazada, sí pasé por una época de inquietud y temor ante lo desconocido, es decir la sola idea de ser mamá y de pasar por un parto me daba un poco de miedo.

Pero cuando estuve en mi semana 40, y la bebé no daba señales de querer hacer su aparición, yo solo quería que naciera ya! Cero nervios! Supongo que confiaba en mi buena suerte. Y sí, tuve un buen parto, súper rápido, cuatro horas en total desde la primera contracción al último pujo. Maravilloso para una primeriza!

Recuerdo que luego de dar a luz, cuando me llevaban de la sala de partos a mi habitación, sentí una increíble satisfacción, una alegría enorme y una sensación de triunfo. Era una victoria para mí, porque en las dos semanas previas, me habían metido la idea de que necesitaba una cesárea, pero luego de consultar otras opiniones médicas, todo indicaba que sería un parto natural, y así fue. Y qué parto natural! Cuatro horas de labor, y nacimiento en un pujo y medio!. Mi cuerpo había hecho su trabajo. Mejor imposible.

Esa noche que pasé en la clínica luego de dar a luz me pasó una cosa especial. Me desperté en medio de la noche y empecé a sentir algo extraño, que no puedo describir, pero eran sensaciones que me conectaban con algo de mi infancia creo, o algo guardado profundamente en mi subconsciente, que no se qué era. No era un recuerdo, no era una imagen, no era un olor, pero allí estaba, y cada vez que cerraba los ojos lo sentía. Estaba maravillada. Era como si el nacimiento de mi hija me hubiera abierto una puerta, un pasaje hacia algo de mí misma que había estado sellado por mucho tiempo.

Y esa puerta no se volvió a abrir, ni siquiera con el nacimiento de mis otras dos hijas. Fue una experiencia única e irrepetible que casualmente ocurrió cuando me convertí en madre. No se si otras mujeres habrán experimentado algo así luego de su primer parto. En realidad nunca lo he comentado con nadie.

Ya en la casa con mi bebé, pasé por todo lo que pasan las mamás primerizas. Muchos nervios y miedo de no hacer las cosas bien, de no saber cómo darle de lactar, de no saber si le estaba sacando bien el chanchito, de no saber bien cómo limpiar su ombligo, o de cambiarle los pañales, pezones adoloridos, ese latigazo de electricidad con la primera succión en cada una de las tomas, el cansacio y sueño abrumadores, la impotencia que te lleva a las lágrimas, cuando lo has probado todo y no sabes por qué sigue llorando. En fin, ya lo saben. Y las que aún no son mamás, no se asusten, todas terminamos aprendiendo.

Supongo que serían las hormonas actuando, las que en esos primeros meses de mi bebé me hacían pensar de una manera especial. Recuerdo un día, regresando del trabajo a mi casa (ya me había reincorporado a trabajar después de tres meses de descanso postnatal) que pensaba en qué importante era mi bebé para mi, ya no importaba yo, ya no importaban mis sueños y expectativas, como de repente hacer estudios de maestría, no. Todo, TODOS mis esfuerzos irían dirigidos a hacer que esa bebita fuera feliz.

Y ni contar las veces que mientras la mecía o la observaba, le cantaba, y las lágrimas se me salían de la emoción. Le cantaba una canción, que se llama "You're my sunshine", y no podía contener el llanto. Raro, rarísimo, porque no soy una mujer de llanto fácil.

Transcurridos los meses, el hechizo de las hormonas cesó, pero ya habían definido a la mamá que soy hoy. Soy una mamá preocupada, pero no preocupada en el sentido de aprensiva o nerviosa, soy todo lo contrario, sino preocupada por lo que le estoy enseñando a mis hijas, por lo que están aprendiendo de mí, por cómo puedo hacer para que sean independientes, para que aprendan a caer y a levantarse, que confíen en sí mismas y en lo que pueden lograr. Esa es mi motivación.

Hoy mi nena cumple 11, y puedo decir que he seguido el camino que preveía seguir cuando nació. Aún falta mucho por andar, pero creo que lo estamos haciendo bien. Feliz cumpleaños mi amor. Te amo infinitamente.

You're my sunshine
my only sunshine.

You make me happy
when skies are gray

Your never know dear
how much I love you

Please don't take my sunshine away.

https://www.youtube.com/watch?v=1moWxHdTkT0

No hay comentarios.:

Publicar un comentario