martes, 25 de abril de 2017

Tres maneras cómo la tecnología está cambiando a nuestros hijos

El genio Albert Einstein dijo: "Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas". Sea o no valedera esta predicción, lo cierto es que la tecnología está cambiando a las nuevas generaciones.

chica chateando - portriplepartida.blogspot.com

Los psicólogos han observado ciertas características de los chicos de hoy, que acostumbran vivir pegados a sus smartphones: que tienen menos habilidades sociales, que son menos empáticos, y que no cultivan amistades profundas.

Esta es la llamada Generación Z, la de aquellos nacidos entre 1995 y 2010, es decir nacieron en la era del Internet, en la era de la velocidad de las comunicaciones, de la inmediatez como valor, de la globalización de la información, de la apertura de lo privado a niveles antes nunca imaginados, y del poder de las redes sociales.

Es de esperarse que tengan características propias y diferentes a la generación de sus padres, que pertenecemos a la denominada Generación X, y que como mayor placer en la adolescencia teníamos el prendernos del teléfono por horas para hablar con nuestros amigos.

El placer de los chicos de hoy es pasarse horas con su smartphone chateando con sus amigos, o buscando su mejor ángulo o su mejor look, posando ante la cámara de sus teléfonos para hacerse selfies y compartirlos con sus amigos, y después esperar con ansiedad que el número de "Me gusta" que obtengan sea por lo menos el mínimo aceptable para ser considerado "cool" o popular.

Recientemente asistí a una nueva charla en el colegio de mi hija sobre los adolescentes y las redes sociales, y la psicoterapeuta Talía Herrera, del Instituto de Neurociencias Aplicadas, que estuvo a cargo de la misma, dijo algo que me dejó pensando: los chicos de hoy no tienen habilidades sociales. Están tan apegados a su teléfono celular que sienten más natural chatear con sus amigos que hablar en persona cara a cara con ellos.

Debido a esa carencia de habilidades sociales resulta que son menos empáticos que las personas de generaciones anteriores, y por otro lado, la calidad de las amistades que tienen o el concepto de amistad que tienen es muy diferente de otras épocas. En realidad podrán tener 1,000 amigos en Facebook, pero ¿cuántos de ellos son verdaderos amigos? ¿cuántos los apoyarían en un mal momento?, ¿cuántos los defenderían?

La carencia de habilidades sociales

La primera manera cómo la tecnología está cambiando a los chicos de hoy es haciendo que pierdan habilidades sociales. Los adolescentes conversan, se ponen al día sobre sus vidas, buscan información, coquetean o flirtean, y hacen planes de fin de semana, básicamente por los chats, y cuando quieren terminar una relación con su novio o novia, simplemente cambian de estado en su perfil de Facebook.

El conversar cara a cara, compartir secretos, o confidencias parece cosa del pasado, y es que incluso cuando están reunidos en grupo para una salida, o una reunión de cumpleaños, los adolescentes están con la mirada en sus teléfonos, chateando con los amigos que están ahí mismo, sentados a su costado.

Lo estoy viendo yo misma en las amigas de mi hija de 11 años, a las que llevo al colegio. Dos de ellas que tienen smartphones, ya no hablan en el trayecto al colegio. Chatean entre ellas, sentadas una al lado de la otra en el carro!

Cuando uno conversa cara a cara con otra persona está recibiendo una gran cantidad de información de la que no es consciente totalmente, pues no solo está escuchando lo que se le está diciendo verbalmente, sino que está percibiendo las expresiones faciales y el lenguaje gestual de su interlocutor.

Pero los chicos de hoy se comunican a través de un chat donde las expresiones faciales son reemplazadas por emojis, carita feliz, carita triste, carita enojada, asombrada, carita llorando de risa, etc, y muchos !!!!!!!!!!!!

Dicen que los ojos son el espejo del alma, mirando a los ojos uno puede saber o intuir los sentimientos o pensamientos  de la persona con la que uno habla. Los ojos no mienten. Si le cuentas algo a alguien, por su reacción sabrás si se alegró genuinamente con la noticia, o si le sorprendió o si le fastidió aunque sus palabras digan otra cosa.

De experimentar todo esto se privan los chicos cuando prefieren los chats a la comunicación directa en persona.

La falta de empatía

La falta de habilidades sociales de los adolescentes lleva a que tampoco desarrollen un fuerte sentido de empatía.

La empatía es la habilidad para entender los sentimientos y las necesidades del otro, es poder ponerse en su lugar. Cuando se dan situaciones de bullying queda en evidencia la falta de empatía de los adolescentes agresores así como de los que hacen de espectadores, que callan o se hacen de la vista gorda ante la agresión.

Una moda actual cómo los chicos se divierten en las redes es creando memes en los que hacen burla de un compañero o compañera. Estos chicos no se ponen en el lugar de la víctima, no entienden su dolor, no hacen suyo su sufrimiento por la humillación.

En los grupos humanos donde existe empatía la convivencia es más armoniosa. Incluso se dice que en las empresas donde los empleados tienen sentido de empatía hay más productividad y un mejor ambiente laboral.

Amistades poco profundas

Los chicos de hoy tienen un vasto círculo de amigos en las redes sociales, pero si se analiza la calidad de esos vínculos, resulta que se trata de amistades bastante superficiales. Nos encontramos ante una "virtualización" de las relaciones amicales, donde en apariencia todos son amigos pero en realidad no lo son.

Los jóvenes hoy en día no logran desarrollar amistades profundas, o tantas amistades profundas como antes, dijo Herrera,

La psicoterapeuta contó el caso de una joven peruana que había sido candidata en un certamen de belleza y que pasó una gran humillación pública luego que una amiga suya difundió en las redes sociales una foto de la joven sentada en el inodoro mientras se ocupaba en el baño. La foto llegó a los medios de comunicación.

Para casos como este se aplica bien aquel dicho de "Con amigos así, para qué uno quiere enemigos".



¿QUE PODEMOS HACER?

Siendo conscientes de estas características de nuestros hijos, como madres y padres hay algo que podemos hacer para mejorar su mundo, su formación.. No porque nos digamos a nosotros mismos: "son nativos digitales", hay que dejarlos sin control en el mundo digital y de las redes sociales. Ver: ¿Sabes lo que están haciendo tus hijos en las redes sociales?

Los padres debemos ser los cables a tierra de nuestros hijos, Nuestro deber es hacerlos aterrizar y controlar ese desmedido deseo o necesidad de estar "conectado". Y eso empieza por establecer pautas de comportamiento, por ejemplo, no usar teléfonos celulares en la mesa, o dejar los teléfonos fuera de su habitación cuando se van a dormir,

A la vez debemos proporcionarles un sentido de realidad más allá de lo virtual, preocuparnos porque desarrollen habilidades sociales y mejoren sus vínculos afectivos, fomentar el desarrollo de la empatía, conversar y preguntarles, ¿cómo crees que debió haberse sentido fulanito?, recomienda Herrera.

Siempre será bueno ponerles límites, por ejemplo los siguientes:

1. Limitar el tiempo que pasan navegando en las redes sociales.

Puede ser una hora al día, o una hora y media, después deben ocupar su tiempo en otras cosas, en estudiar sus cursos, en leer, en hacer deporte, en conversar con la familia, etc.

2. Pedirles su clave

Atención a esto, algunos chicos dicen "Perfecto mamá, acá está mi clave de Facebook", pero para escapar de tu control, se crean otro perfil.

3. Configurar aplicaciones de control parental

Es una manera de saber qué están haciendo tus hijos en las redes sociales, y/o restringir que accedan a sitios con contenido inapropiado.

4. Establecer límites situacionales al uso de teléfonos

Por ejemplo es una buena regla prohibir el uso de smartphones en la mesa cuando la familia comparte los alimentos. Este es el momento perfecto para la interacción entre padres y hijos, y hay que darle la debida importancia como un tiempo de calidad.

5. Que entreguen los teléfonos a sus padres cuando se van a dormir.

Esto es para garantizar que tus hijos tengan un buen descanso. La presencia del teléfono celular en el dormitorio es demasiada tentación para un adolescente. Además para los adolescentes no hay horario que valga, cualquier hora es buena para enviarse mensajes, y no querrás que tu hijo o hija esté chateando a las 2 de la madrugada.

6. Dar siempre el ejemplo del uso adecuado del teléfono.

Si tú como madre o padre eres adicto a tu smartphone, si lo usas a todas horas, cuando estás en la mesa, cuando estás en una reunión familiar, cuando te vas a la cama, etc, no esperes que tus hijos acepten de buena gana que les pongas limitaciones a su uso.

7. Recordarles quién es el dueño del teléfono.

Esta es la última carta bajo la manga, si tu hijo adolescente se resiste a aceptar tus reglas, recuérdale que el teléfono lo compraste tú, por lo tanto es de tu propiedad, y puedes disponer de él cuando lo consideres conveniente.

La conferencista hizo una recomendación final a los padres, que tratemos de cultivar la confianza de nuestros hijos, y que evitemos el impulso inicial de juzgarlos, de criticarlos y regañarlos cuando desaprobamos una conducta suya. Esto es importante porque si confía en tí, tu hijo acudirá a tí cuando se encuentre en problemas.

La psicoterapeuta narró el caso de una adolescente aspirante a modelo, que había posteado fotos suyas en una página de Facebook, y que fue contactada a través de mensajes privados por una supuesta agente de modelos de otro país que quería ofrecerle trabajo.

La supuesta agente consiguió que la chiquilla le enviara más fotos de ella, y que le diera información personal suya. Al poco tiempo, la adolescente recibió una llamada telefónica de un hombre que le dijo que tenía sus fotos y su información, que sabía muchas cosas de ella, y que iba a tener que enviarle lo que él le pidiera.

Afortunadamente, la adolescente tuvo el tino de acudir a sus padres, y les contó todo, porque confiaba en ellos. Otra hubiera sido la historia si se guardaba el problema para sí misma y cedía a los requerimientos del desconocido.

Luego de terminada la charla sobre redes sociales, algunas madres de familia hicieron preguntas o dieron sus aportes con respecto al tema, y dos de ellas dieron testimonio de cómo el haber cortado voluntariamente o no, el acceso a la tecnología, había redundado en una mejor interacción y comunicación con sus hijos. Ver: Cinco razones para no darle un teléfono celular a mi hija

Es cierto que la tecnología nos ayuda a tener información y estar en contacto con otras personas a distancia, amigos o familiares que viven en otros países por ejemplo, pero también es muy cierto que nos aisla y nos aleja de quienes tenemos cerca. Tengamos esto en cuenta.

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