miércoles, 3 de mayo de 2017

Cómo desmotiva a un niño tener un hermano mayor perfecto

Estar permanentemente a la sombra de un hermano mayor que destaca siempre, que es bueno en todo, que es talentoso, estudioso, y deportista, puede ser una de las cosas más desmotivantes y difíciles de sobrellevar para un niño.

Hermanos - portriplepartida.blogspot.com

Por lo general, cuando entre los hermanos hay poca diferencia de edad, las comparaciones son inevitables. Entonces, si el hijo mayor destaca en la natación, y gana medallas, o si la hija mayor es brillante en sus estudios y obtiene diplomas y reconocimientos, el hijo menor puede que trate de imitar al hermano o hermana, pero si no consigue destacar, muy probablemente tirará la toalla, y terminará por resignarse a ser meramente espectador de los triunfos del hermano mayor.

Le he estado dando vueltas a este tema desde hace un tiempo porque tengo en casa una situación similar. Mi hija de 11 años es competitiva y perfeccionista por naturaleza, es tercer puesto de su promoción, destaca tocando el violín, canta muy lindo, y entrena vóley en su colegio. Encima de esto, siempre está en una actitud de querer aprender algo nuevo, intentarlo, y lograrlo, y generalmente lo consigue.

Esa actitud de querer comerse el mundo de mi hija mayor creo que es algo difícil con lo que tiene que lidiar mi hija de 9, tanto que creo que prefiere ceder el lugar a su hermana y no preocuparse mucho al respecto. Al final eso la lleva a tener una actitud relajada, sin mayores expectativas, sin muchas ambiciones.

Ella no es una alumna poco estudiosa, no para nada, es buena, Saca buenas notas, pero no "brilla" como lo hace su hermana. Y en cuanto a los deportes, nunca le ha puesto muchas ganas ni esfuerzo, y por lo general en las actividades deportivas del colegio se limita a participar, y a cumplir.

Si me remonto a mi propia niñez, ocurría la misma situación, donde yo era la hermana mayor aplicada y destacada en el colegio, y mi hermana dos años menor, la relajada y floja para los estudios. En las actividades extraescolares sucedía igual, con las clases de gimnasia, o de francés, o de inglés, siempre era yo la que tenía las mejores calificaciones, siempre estaba adelante de ella.

En cuanto a responsabilidad, también la aventajaba, mis padres no tenían necesidad de supervisarme, de revisar que hubiera hecho las tareas, ni tenían que ayudarme a hacerlas. En cambio, a mi hermana tenían que ayudarla y perseguirla para que cumpliera con sus deberes.

Pero esto solo sucedió mientras estuvimos en el colegio, porque cuando iniciamos nuestros estudios universitarios en diferentes universidades, mi hermana reveló una faceta desconocida hasta entonces, la de una aplicada y muy motivada alumna universitaria, incluso más que yo.

No se si este cambio de mi hermana se debiera al cambio de rumbo que ambas habíamos tomado, ya no estudiábamos juntas en el mismo lugar, y habíamos escogido diferentes carreras, ya no existía para ella la presión de ser comparada con su hermana mayor. O tal vez solo fuera un tema de maduración, de crecimiento, el que se volviera responsable y competente.

Lo cierto es que cuando tuve a mis dos primeras niñas, mi hermana me hizo una recomendación que creo surgió a partir de su propia experiencia. "No las pongas a estudiar o hacer las mismas cosas", me dijo. Probablemente para ella fue difícil siendo niña sentir que siempre iba detrás de su hermana mayor, a la que no podía alcanzar, o superar.

Es lógico que el hermano menor no pueda sobrepasar al mayor, salvo que fuera un privilegiado. Porque el hermano mayor siempre será uno o dos o tres años más grande, más alto, más fuerte, más coordinado, tendrá más años de desarrollo intelectual y aprendizaje.

Imaginemos que entramos a trabajar en una oficina, donde tenemos un compañero de trabajo, que ya tiene dos años en el puesto, y con el que tenemos que compartir responsabilidades. Cómo nos sentiríamos si pronto nos damos cuenta que, por más esfuerzo que hagamos, ese compañero siempre hace las cosas mejor que uno, que siempre es más rápido en alcanzar los objetivos, que siempre tiene mejores ideas, y que para colmo los jefes están felices con él y lo premian por sus logros. Difícil, ¿cierto?

Entonces siguiendo el consejo de mi hermana, a mis niñas nunca las puse a estudiar las mismas cosas. Por ejemplo, la mayor, de pequeñita, tomó clases de ballet, y la segunda de gimnasia. A la mayor la puse a estudiar violín, y a la menor piano. El propósito fue darle oportunidad a la más pequeña de desenvolverse en una actividad sin la presión de que su hermana hiciera la misma actividad mejor que ella.

Pero la verdad es que aún siguiendo este consejo de mi hermana, no veía en mi hija ninguna pasión o motivación por algo. En el colegio la invitaron a unirse a los entrenamientos de vóley cuando estaba en segundo grado, pero no era algo que disfrutara hacer, entonces decidió cambiarse a básket, pero pasó por ahí sin pena ni gloria, y hasta me enteré que aunque se quedaba a "entrenar" en las tardes, la verdad es que no se aparecía en los entrenamientos. Se quedaba en la biblioteca avanzando sus tareas.

Casi pensé que no tenía remedio, al parecer era una niña antideporte. Pero un día me dijo que quería hacer gimnasia y que la iban a probar en el colegio para ver si podía quedarse a entrenar en las tardes. Esos días la ví emocionada esperando la carta de invitación si salía seleccionada, pero la carta nunca llegó.

Entonces pasó que un día tuve la oportunidad de hablar con la jefa del área de Educación Física, y le conté que mi hija quería hacer gimnasia, pero que no la habían invitado a entrenar por no verle condiciones, y para mi sorpresa, la profesora me dijo que si ella estaba motivada había que aprovechar ese interés e incentivarle así que la invitó a quedarse a entrenar.

Ahora que mi hija ha empezado a quedarse en los entrenamientos de gimnasia, he notado un cambio muy grande en ella. Está muy contenta y motivada. Cada vez que puede, me enseña lo que está aprendiendo y me pide que vaya a verla entrenar. Yo lo hago para complacerla y ella es feliz. Las tardes que voy a verla entrenar es el tiempo exclusivo que le dedico a la segunda de mis hijas,

Hace poco conversé con una psicóloga y le comenté lo que había observado en mi hija, el cómo tener una hermana mayor buena en todo, acababa por desmotivarla, y me dio algunas recomendaciones.

Me dijo que siempre que hablara con ella, destacara sus habilidades, sus virtudes, sus puntos fuertes. La clave es reforzar su autoestima, Mi segunda hija no obtendrá premios en los estudios ni en los deportes, pero tiene unas cualidades notables que le servirán mucho en la vida.

Para empezar es muy independiente y autosuficiente, a diferencia de su hermana mayor. Si no hay nadie que le prepare algo de comer y tiene hambre, ella está lejos de sentarse a esperar o pedir comida, simplemente va a la refrigeradora, o a la despensa, encuentra lo que necesita y ella misma se lo prepara,

Es también la que más me ayuda con su hermana menor de 3 años. Los fines de semana, la baña, la viste o la peina, y a veces también le da de comer, le pela una manzana, le sirve yogurt, o le prepara un sánguche de queso, y esto lo hace voluntariamente.

Además tiene tres cuyes como mascotas, y ella sola se ocupa de darles de comer, de limpiar su jaula, y de abrigarlos por la noche con una diligencia y amor admirables. La pequeña relajada que era hace unos 3 o 4 años atrás, ha dado un vuelco increíble, y hoy es una niña responsable, a la que uno puede encargar algo con la seguridad de que lo va a hacer bien.

Le comenté a la psicóloga lo de la gimnasia, y me dijo que estaba muy bien, que siguiera propiciando actividades exclusivas de mi hija, donde no esté su hermana mayor, y que yo la acompañe, la anime, la felicite por sus logros,

He empezado a filmarla en vídeo durante sus entrenamientos y luego cuando vemos las grabaciones juntas, claramente podemos apreciar que está progresando. Pero lo que más me alegra y emociona es que la veo decidida a mejorar, a perfeccionar el aspa de molino, a hacer el rondón perfecto, y se que sueña con venir a mí un día y decirme feliz: "Mira ma, ya puedo hacerlo!!".

Y el día que eso suceda, me voy a sentir tan orgullosa por ella, tan feliz, y el corazón se me va a derretir todito de puro amor!


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