martes, 28 de marzo de 2017

Qué hacer cuando tu hijo pequeño rechaza tomar medicinas

Todas las mamás sabemos que cuando nuestra hija o hijo cae enfermo se nos altera la vida completamente por unos días, ya sea que se trate de un simple resfriado, o una bronquitis, o una diarrea. Idas al médico, noches en vela, mucho llanto y fastidio del niño, y si a eso le agregamos que nuestro adorado retoño detesta las medicinas y es un mega problema hacérselas tomar, entonces el cuadro de estrés es total.

Oso de peluche y medicinas - portriplepartida.blogspot.com

Mi hija menor de 3 años y medio no nos daba mucho problema a la hora de tomar medicinas ni siquiera cuando estuvo internada unos días en la clínica el año pasado, Ver: Crónica de la hospitalización de una menor de 3 y Ver: Parte II: Cronica de la hospitalización de una menor de 3  Pero este año cambió. Hace unos días cayó enferma con mocos y tos, y mucha fiebre, y darle los jarabes recetados por el doctor ha sido una batalla constante.

"A ver, mi amor, abre la boquita". "Ese no quiero!, ese nooo!!!". Pero es para que te sientas mejor, para que te baje la fiebre, tienes que tomarlo" - "Noooooo, noooooo, BUAAAAAAAA!!! Y se tapa la boca, o se echa en su cama, tapando su cara con la almohada. Y yo con la cucharita de plástico llena de líquido rojo sigo insistiendo para que acepte tomar la medicina. Pero con cada negativa de mi hija me empiezo a estresar y me empieza a temblar la mano, y, horror!!, empiezo a chorrear el jarabe encima del edredón de su cama.

Alguna vez en el pasado, cuando me rechazó una medicina, le hice abrir la boca y antes que se diera cuenta emboqué la cucharita y terminó tomándosela. Era más fácil porque era más pequeña, pero no todas las veces yo tenía éxito, alguna vez un manotazo de ella me paró en seco y el jarabe terminó volando y cayéndome encima de la ropa. ¡Un desastre!

Hace dos días cuando tuve que administrarle Antalgina para bajarle la fiebre de 39 que tenía, y ella no quiso tomarla, pedí ayuda a mi esposo para hacérsela tomar. El debía sostenerle los brazos para que no vaya a dar de manotazos, pero empezó a chillar como si la estuviéramos despellejando viva. Como tenía la boca abierta, aproveché para darle el jarabe, pero en vez de tomarlo, lo escupió embarrándose todo el pijama con el líquido meloso.

"¡Por Dios, qué hacer??!!!" Medicinas que solía tomar sin problemas, y es más, que hasta quería tomar como si fuera jugo o un postre, como el Doloral (ibuprofeno), ahora las rechaza de plano. Yo, mamá, estaba al borde de un ataque de nervios, la niña volando en fiebre, negándose a tomar la medicina, y bañada en llanto y gritando "Nooo, noooo, noooo".

Entonces, tuve un "deja vu", o un "flashback" en términos cinematográficos. Me ví chiquita, como de unos 5 años, sentada al borde de mi cama, y llorando, llorando mucho, porque no quería tomar la medicina que querían obligarme a tomar.

Lo recuerdo como un momento de mucho estrés para mí, la medicina era fea, horrible, me daba náuseas, tenía ganas de vomitarla, y sin embargo, querían que la tome a como diera lugar. Me hablaban fuerte para que la tome, alababan a mi hermana menor de 3, que sí era dócil y "buena enferma", mientras que yo era la "mala enferma" o la problemática. 

Terminó el recuerdo, y me identifiqué con mi gordita. Pobrecita, qué estresante debe ser para ella que quieran obligarla a tomar algo que no le gusta. Decidí cambiar de técnica, convencerla por las buenas, y ofrecerle alternativas que la ayuden a tolerar mejor la medicina. Pero lo primero, armarme de mucha paciencia.

Entonces, allí estoy 4:30 de la madrugada, hablándole bonito y dulcemente a mi peque para que tome el jarabe contra la fiebre. Le ofrezco mezclarlo con jugo de manzana, que es su favorito, y acepta intentar tomarlo así. No es que de esa manera tenga mucho mejor sabor, pero al menos es más tolerable.

Lo malo es que en vez de hacerle tomar 5 ml del jarabe, tengo que hacer que tome casi medio vaso de jugo, en el que diluí la medicina para disfrazar su sabor, y eso toma tiempo. Y no hay más opción que lo termine todo porque si dejara algo, no estaría recibiendo la dosis correcta. "Falta un poco más, mi amor", "otro poquito más, si?", "esto es lo último!"

Dos veces me funcionó el truco, pero para la tercera vez, ella se ha dado cuenta que el jugo/jarabe no sabe realmente bien, y ya no quiere tomarlo todo. Se niega rotundamente a aceptarlo. Y ahora, ¿qué invento para que se lo tome?, me pregunto.

"Mamá, quiero ver Princesa Sofía", me dice. "Ajá!", pienso, "mi oportunidad, cómo no se me había ocurrido antes!". "Tómate todo el jugo, y te pongo Princesa Sofía", le respondo. Ella sin pensarlo dos veces, se fue corriendo a buscar el jugo/jarabe que había dejado sobre la mesa, y se lo terminó todo! Así de fácil.

Si tú también, mamá, padeces cada vez que debes administrarles medicinas a tus pequeños hijos, si rechazan todo, y montan unos escándalos monumentales, aquí te dejo algunas recomendaciones para tener éxito en la tarea.

TIPS PARA QUE NIÑOS PEQUEÑOS TOMEN LAS MEDICINAS

1. Si tu hijo no acepta tomar la medicina de una cucharita como esas que vienen con los frascos de jarabe, trata con una jeringa que te permitirá ponerle la medicina justo dentro de la boca. Yo lo estoy intentando ahora con la jeringa y mi hija acepta la medicina mucho mejor que con la cucharita dosificadora. Eso sí, inmediatamente después le doy agua para que pase el sabor de la medicina.

2. Para que la medicina no entre en contacto con las papilas gustativas, que se encuentran concentradas en la punta y centro de la lengua, coloca la jeringa entre los molares y administra el medicamento, cuidando de no tocar la parte de atrás de la lengua para no causar un reflejo de arcada. Realmente lo estoy haciendo así y está funcionando. Al entrar todo el jarabe en el fondo de la boca, no me lo escupe. En cambio cuando le daba la medicina con la cucharita dosificadora, mi hija abría solo un poco la boca, probaba la medicina con la puntita de la lengua, y de inmediato o me la escupía o se apartaba bruscamente como si le estuviera dando veneno.

3. Se puede opacar el sabor de la medicina haciendo que el niño se tape la nariz cuando se la administres. Esto también lo he probado, y logré hacer que mi gorda se tomara una dosis de su medicina.

4. Se puede también adormecer las papilas gustativas, haciendo que tu hijo chupe un pedazo de hielo o chupete helado. Esto no lo he probado porque como mi enana está con tos, la garganta irritada, y el pecho cerrado, no sería conveniente.

5. A menos que te hayan dado instrucciones precisas de administrar las medicinas con las comidas o después de ellas, puedes dárselas justo antes de las comidas, ya que es más probable que el niño las acepte si está con hambre. Además porque si se diera el caso que vomite la medicina, no perderá los alimentos que había consumido previamente.

6. También puedes mezclar la medicina con una pequeña cantidad de jugo para que pueda terminarlo todo. Cuando se diluye la medicina en una gran cantidad de jugo, se corre el riesgo que el niño no pueda o no quiera terminar la mezcla, y que termine recibiendo una cantidad de medicina menor de la dosis recetada. Este es el truco que estoy usando más frecuentemente con mi peque y hasta ahora nos va bien.

Espero que estos tips te sean de utilidad, gracias por leer, y hasta la próxima.

Un abrazo

Carla

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