viernes, 25 de agosto de 2017

Diez frases que nunca debes decir a tus hijos

Por todos es conocido que las palabras hirientes son como puñales, y que pueden causar un dolor profundo y duradero más que un golpe físico, ahora ¿qué pasa cuando estas palabras vienen de los propios padres? La huella que dejan en el alma de los hijos es imborrable.

hijo escuchando - portriplepartida.blogspot.com

Hace unos meses, estaba esperando que terminara la clase de ballet de mi hija de 3 años, y al lado habían otras dos mamás, también esperando y conversando. Primero llegó la hija de una de ellas, la niña se sentó, sacó un afiche y se puse a escribir algo. Aparentemente iban a tener una actividad, y la niña estaba confeccionando el afiche.

Al rato, llegó la hija de la otra señora, era una niña como de 8 años, y cuando vio que su compañera estaba haciendo el afiche, dijo: "Yo también quiero hacerlo!", pero su mamá la paró en seco: "No!, tu escribes horrible".

Apenas escuché esto, volteé a mirar a la niña, y ví que empezó a desatar sus zapatillas de ballet, tenía una expresión seria, no lo había tomado a la ligera definitivamente. Más tarde, les conté a mis hijas este episodio que yo había presenciado, y ellas me miraron incrédulas. La mayor, de 12, que siempre ha sido una niña sensible, me dijo, "yo me hubiera puesto a llorar si me hubieras dicho eso!".

Pero la niña del ballet no se puso a llorar, ni puso cara compungida, supongo que ya estaba acostumbrada a escuchar de su madre comentarios como ese.

Decir cosas negativas a nuestros hijos tiene claros efectos contraproducentes. No solo dañamos su autoestima, su sensación de valía, sino que deterioramos la relación madre-hijo, o padre-hijo que tenemos con ellos.

Ejemplo de ese deterioro lo da el escritor y periodista peruano Renato Cisneros, en su libro "La distancia que nos separa", en la que narra la relación fría que tuvo con su padre, un señor muy duro, que en ocasiones le prodigaba palabras de menosprecio.

Relata una ocasión en que él, de unos 8 años de edad, había dicho a su padre algo que a este no le gustó, y comenzó a perseguirlo para darle una tunda. El corrió para escapar del castigo y se escondió en una alacena. Su padre lo alcanzó y quiso abrir la puerta, pero él , muy asustado del castigo que se le venía encima, resistió, impidiéndole abrirla, y entonces oyó decir a su padre: "Tenía fuerza esta cucaracha". Esas palabras de su padre quedaron grabadas a fuego en su mente.

Recientemente en una charla que dio una psicóloga en el nido de mi hija menor, ella dijo que los padres no debíamos señalar las cosas negativas de nuestros hijos, ya sea su mal comportamiento, o sus flaquezas, sus defectos, sino solo lo positivo, para alimentar su autoestima.

Señaló lo importante que era darle un refuerzo positivo a nuestros hijos cuando han hecho algo bueno, cuando se han esforzado y se han portado bien, o cuando han sacado una buena nota en el colegio, pero sin exagerar, pues los elogios constantes pierden su valor, y también tienen su parte negativa y contraproducente.

Dijo algo importante, que nuestros hijos sean testigos de cuando decimos cosas bonitas de ellos frente a otros. Eso es un plus mayor en su autoestima. Entonces cuando viene su tía de visita, que te escuche decirle a ella: "Mateo es un niño muy bueno, generoso, le gusta compartir con todos". O "Camila es muy responsable, hace sus tareas sola, y siempre me trae buenas notas".

A veces en momentos de tensión, estrés, las madres y padres podemos perder la calma y soltar frases de las que después nos arrepentimos. Finalmente, equivocarse es humano, pero no hay que dejar las cosas así. Si se te salió una palabra o frase que no quisiste decir, enmienda tu error, y pide perdón a tu hijo. Sí, reconoce que te equivocaste, estarás dándole un buen ejemplo, el de saber reconocer tus propios errores, y además será un alivio para él o ella saber que no quisiste decir lo que dijiste, que no quisiste herirle.

¿Entonces, cuáles son aquellas frases que nunca debemos decir a nuestros hijos?

1. Tu hermano es mejor que tú o ¿Por qué no puedes ser como tu hermano?. Hacer comparaciones entre nuestros hijos es un grave error. Primero porque nadie es perfecto, entonces si uno de tus hijos saca buenas notas en el colegio, de repente es pésimo en los deportes, o es menos sociable y se le dificulta hacer amigos, mientras que el otro hermano puede ser todo lo contrario, amiguero, con excelentes habilidades sociales, pero flojo para los estudios. Segundo porque sufre su autoestima, no olvidemos que los hijos inconscientemente siempre están rivalizando por el amor de sus padres, entonces si le comparas con el hermano o sacas a relucir siempre las cualidades del hermano, el mensaje que le das es, yo prefiero a tu hermano, porque me da más satisfacciones que tú.

2. Eres un inútil, o No sirves para nada o  No sabes hacer nada bien. Desvalorizar las capacidades de tu hijo también es un golpe muy fuerte en la autoestima. Si le dices constantemente que no puede, terminará por aceptarlo y creérselo.

3. Eres un estorbo. Decir una frase como ésta es doloroso para un hijo, es como decirle, estoy mejor sin tí, o extraño mi vida antes que aparecieras en ella. Hace poco tiempo se hizo viral en las redes sociales un vídeo en el que se ve a una mamá que no podía controlar una pataleta de su hijo, que ya tenía como 8 o 9 años, y le dijo literalmente: "Eres un estorbo en mi vida". Una madre soltera, o una madre que tuvo un niño siendo muy joven, que vio truncarse sus estudios o proyectos personales por el embarazo no deseado, quizás podría llegar a pensar que debió hacer las cosas de forma diferente, pero jamás debe hacer comentarios al respecto a su hijo, ni siquiera un aparentemente inofensivo "ay, cómo me hubiera gustado poder terminar mi carrera!", porque el mensaje que recibe el hijo es: "eres el culpable de que no pude cumplir mis sueños", y qué terrible carga para un niño o un joven sentirse culpable de algo así, siendo totalmente inocente.

4. Eres feo. Hay progenitores que lo pueden decir como si fuera una broma, pero ni siquiera en broma una debería decir a su hijo o hija, eres feo o fea, pues siempre le quedará la duda de si en verdad su madre o padre le considera así. Especialmente en la adolescencia los chicos son muy sensibles al tema de su apariencia física y ella tiene un peso fuerte en la imagen de sí mismos que tienen y de su autoestima.

5. No llores. Criticar a tu hijo por llorar es negativo porque le enseñas a reprimirse, a guardar sus emociones para sí. Si lo criticas por llorar "como una niñita" o cosas así, peor, porque refuerzas el concepto de lo masculino asociado a la fortaleza y lo femenino a la debilidad. El mensaje que recibe el niño es que tú lo consideras débil por llorar.

6. No tienes por qué tener miedo. Si pronuncias esta frase porque tu hijo tiene miedo a los monstruos,  o a los fantasmas, y encima te causa gracia, no estás siendo empática con él, no estás respetando sus temores y emociones.

7. Yo también te odio. Si en un momento de acalorada discusión, tu hijo te lanzó un "te odio!", no le respondas con lo mismo, solo contribuirías a abrir una brecha entre él y tú, además se supone que eres la adulta y puedes mantener una postura alturada aunque tu hijo esté perdiendo el control.

8. Espero que tengas hijos como tú o Ya pagarás con tus hijos lo que me haces. Esperar que el destino le de la revancha es por decir lo menos algo inmaduro de una madre, además qué puede pensar el hijo, ¿que su madre le desea el mal? ¿que su madre se va a alegrar cuando él la pase mal con sus propios hijos?.

9. Llamarlo con sobrenombres como piojo, pulga, enano. Aunque sean dichos en términos cariñosos, los sobrenombres no tienen una carga muy positiva que digamos para la autoestima de una persona.

10. Ya verás cuando tu papá llegue. Esta frase no debería ser dicha por las madres, porque al decirlas estás dejando implícito que no tienes autoridad sobre tu hijo. Además reduce el papel del padre al malo de la película, y el niño termina por sentir miedo del momento en que su papá regrese a casa, en vez de que sea un momento que espere con ansias.

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