miércoles, 6 de julio de 2016

Diez señales de que tu hija ha llegado a la pubertad

La pubertad, esa etapa en que los chicos dejan poco a poco de ser niños y empiezan a transitar hacia la adolescencia, no debe ser una etapa que esperen con ansias las madres. ¿Qué mamá no quisiera tener siempre a sus hijos pequeñitos, dependientes de ella, que la sigan mirando con admiración y sigan reclamándole sus brazos amorosos?.

Niña púber - Portriplepartida.blogspot.pe

Pero como el tiempo no perdona, la infancia es corta y tiene plazo de vencimiento. Por eso el consejo de las mamás que tienen hijos ya jóvenes sigue tan vigente como siempre: “¡Disfrútalos al máximo porque crecen demasiado rápido!”, “Apapáchatelos lo más que puedas porque después ya no te dejarán hacerlo”.

De un tiempo a esta parte, he notado que mi hija de 11 años se “desconecta”. Parece ensimismada, o más interesada en el libro que está leyendo que en conversar conmigo. Hasta me parece que su mirada ha cambiado! ¿O Estoy alucinando? No es siempre, pero hay algunos momentos en que se convierte en una púber total.

¿Dónde va quedando la niña a la que se le iluminaba la carita, y venía corriendo feliz hacia mí cuando iba a recogerla a la salida del cole? Ahora me mira sin ninguna emoción, y ya no corre hacia mí, termina de hablar con sus amigas, y camina tranquilamente hasta donde yo estoy.

¿Dónde está la niñita curiosa y preguntona que me pedía insistentemente que le cuente algo de mi infancia, alguna anécdota de mi niñez o de mi vida, o alguna noticia del día, o algo interesante que estuviera circulando en la red? Hace un tiempo que ya no me lo pide, ahora prefiere sumergirse en la lectura de su libro favorito, que es por hoy “Los Juegos del Hambre”.

Hace unas semanas escribía sobre la nostalgia que sentía porque mi hijita, la última, estaba dejando de ser bebé. Ver: La bebé que se va Y ahora me doy cuenta que también tengo que lidiar con la pena de observar que mi hijita mayor está dejando de ser niña.

Pero si el crecimiento de la pequeñita me da nostalgia, el crecimiento de la mayor me da temor. ¿A qué le temo? Sobretodo a que mi relación con ella cambie, a perder la conexión con mi hija, ésa que hemos gozado en estos 11 años, a pasar de ser la mamá a la que ella busca y necesita, a ser la "vieja loca" que quiere entrometerse todo el tiempo en su vida.

¿Cómo será su adolescencia? Es algo a lo que le doy vueltas desde hace un tiempo. Ver: Los años de transición a la adolescenciaGrandes cambios se avecinan en los próximos dos años de su vida. Me alcanzará en estatura o me superará, empezará a alocarse por ir a reuniones mixtas con chicos, va a vivir pegada a su celular, y sus amigas van a ser más importantes que su papá y yo. Doloroso, ¿verdad?

Pero, la pubertad no despierta en todas las niñas las mismas emociones. Algunas niñas esperan con ansias crecer, hacerse mayores, más independientes, y otras no. Otras pueden sentir nostalgia por la infancia que se va perdiendo, y otras pueden sentir hasta angustia de crecer, de que sus padres no las vean igual que antes, que las engrían menos que cuando eran pequeñas.

Recuerdo que cuando yo tenía 10 años, me encantaba mi edad, y le decía a mi mejor amiga de entonces que quería quedarme con 10 años y no crecer más. Pero ella me decía “Ah no, yo sí quisiera ser grande para tener enamorado”. Y es así, alrededor de la pubertad, se empiezan a notar las diferencias de desarrollo entre las niñas. Algunas quieren crecer más rápido, y otras no tienen ninguna prisa.

Si tienes una hija púber, habrás notado que ha empezado a crecer mucho, la ves más alta y piernilarga, y de seguro estará desarrollando los llamados caracteres sexuales secundarios, crecimiento de las mamas, aparición del vello púbico y del olor corporal. Otras niñas ya habrán tenido su primera menstruación. Todo ello supone el inicio de una revolución hormonal que impacta en la mente y estado de ánimo de las niñas púberes. 

Y la verdad es que nunca estarás preparada para la pubertad de tu hija, porque llega de golpe y sin avisar. Es más, tu sigues viendo a tu princesa como una niñita, pero si prestas atención, notarás ciertos sutiles cambios en su comportamiento que te anuncian que empieza a dejar la infancia.

Aquí va una lista de algunos de los cambios emocionales que podrás estar notando en tu hija púber:

1. Está más consciente de su físico. De un tiempo a esta parte, has notado que se mira mucho en el espejo, que se observa, que se toma más tiempo peinándose o preparándose para ir al colegio. Además empieza a ver sus “defectos” físicos, sus ojos muy juntos o muy separados, las orejas muy grandes o muy a lo “Dumbo”, los dientes chuecos o muy salidos, etc, etc, etc.

2. Cambios de humor. Unos días está rebosante de alegría, de ganas de reír fuerte y a carcajadas, con la “chispa” para hacer comentarios graciosos y divertidos, y otros días está malhumorada, fastidiada o tristona y la escucharás decir cosas como: “¡Nadie me quiere!”, “¡Nadie me entiende!”, “¡Todo me sale mal!”, “¡Este es el día más horrible de mi vida!”.

3. De pronto su velocidad para hacer las cosas sufre un proceso de desaceleramiento, que va proporcionalmente a la inversa de tu necesidad de que actúe con rapidez. Si ya es tarde para algo y la urges con un “¡apúrate!”, ella hace todo con absoluta calma, y hasta diría yo en cááámaaaaraaa leeeeeentaaaaaaaa.

4. Está más impaciente. Se exaspera rápido con sus hermanos, o contigo. “Ay mamaaaá!!” Hasta empieza a "regañarte".

5. Habla menos que antes contigo. Si le gusta leer, llevará el libro a todas partes, a la mesa del desayuno, al auto, a la sala de espera de la clínica, y se zambullirá en su lectura en vez de preguntarte algo o iniciar una conversación contigo como solía hacer cuando era más pequeña. O sino estará entretenida y concentrada en su nuevo Smartphone si es que ya le has comprado uno.

6. Surge la necesidad en ella de contradecirte, de pensar diferente a lo que tú piensas. Es normal, la hija adolescente tiene que retar la imagen de la madre para formar su propia identidad, pero sí que duele. Ouch!!.

7. Despierta un renovado interés por su papá, por pasar tiempo con él, por conversar con él, por compartir cosas papá-hija.

8. Empieza a mirar con interés a los chicos. Cuando tenían entre 7 y 9 años, los niños y las niñas eran como el agua y el aceite, no se juntaban para nada, pero ahora es cuando empiezan a interactuar de nuevo.

9. A veces pasa por crisis de inseguridad. Si se sentía orgullosa de algún talento o habilidad que tenía, de pronto empieza a cuestionarse si en verdad es buena en tal o cual actividad.

10. No importa lo grande que esté, o lo muy jovencita que ya se vea, sigue siendo una niña con las mismas necesidades emocionales de una niña. Sigue prestándole la misma atención y brindándole el mismo cariño de siempre, lo necesita más que nunca! Así que abrázala, bésala, engríela, ¡sigue siendo tu bebé!

Acá les dejo un vídeo interesante relacionado a la pubertad de las niñas.



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